Estados Unidos ve "la luz al final del túnel" de la recesión, aunque aún queda mucho camino para llegar a la salida. Ayer, en una sorpresa para economistas, analistas y el Gobierno, el Departamento de Trabajo facilitó las cifras del paro de julio y, aunque 247.000 personas perdieron sus empleos, los números son los más bajos desde agosto del año pasado. Por primera vez desde abril del 2008, la tasa de paro en Estados Unidos ha bajado y quedó en el 9,4%, una décima por debajo de la de junio.

"Es una señal más de que quizá hemos dejado atrás lo peor. Hemos salvado la economía de EEUU de un colapso", aseguró ayer el presidente, Barack Obama, que, pese a reconocer los retos y el "largo camino aún por recorrer", afirmó que EEUU "está en una buena dirección". Obama destacó también que desde que llegó a la Casa Blanca en enero hasta hoy el ritmo de destrucción de empleo se ha reducido a prácticamente la mitad, un indicativo bueno, pero no suficiente. "No tendremos una recuperación total hasta que la economía deje de perder empleos", afirmó el presidente.

CAUTELA Los economistas alertan de que parte de la bondad de las cifras se debe a que más de 400.000 personas han dejado de buscar trabajo y destacan que casi un tercio de los parados (unos cinco millones de personas) llevan sin empleo al menos 27 semanas, una realidad a la que en julio se sumaron 584.000 personas. Y la estabilización del mercado laboral es aún remota, congelando las perspectivas de una verdadera y estable recuperación económica, algo que casi con toda seguridad recordará la Reserva Federal en su reunión de la semana que viene.

Pese a la lógica e imprescindible cautela, son varias las realidades que reflejan los datos que dan pie a un optimismo moderado, que ayer llegó a las bolsas e hizo repuntar al dólar. Mientras continúa la sangría en los sectores de servicios y producción de bienes (en los que hubo 119.000 y 128.000 despidos respectivamente) hay indicios de recuperación en dos sectores clave.

CONSTRUCCION En el sector manufacturero se perdieron 52.000 trabajos, la primera vez desde que empezó la crisis en que esa cifra queda por debajo de los 100.000 trabajadores. Y la construcción también frenó su caída (76.000 empleos menos), en parte por la inyección de 550.000 millones de dinero público en el paquete de estímulo. Además, se han reducido menos las jornadas laborales (de 33 horas semanales en junio a 33,1 en julio) y se han incrementado --aunque muy discretamente-- las ganancias por hora (13,08 ).

Otro de los argumentos que alimentan el optimismo en Estados Unidos es que el empleo público no es una de las claves del frenazo en el paro. La Administración solo creó 7.000 puestos de trabajo en julio.