La ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, pidió ayer a todas las autonomías que cambien sus decretos de habitabilidad y que extremen el control para que no se pongan en el mercado viviendas con menos de 30 metros cuadrados útiles. Según la ministra, hay comunidades que permiten viviendas de 20 e incluso 15 metros cuadrados. Hace unas semanas escandalizó la oferta de un apartamento de 11 metros cuadrados en Barcelona a 82.000 euros.

Tras participar en las IV Jornadas de Vivienda organizadas por la Escuela de Finanzas Aplicadas, la ministra dijo que una persona necesita "como mínimo" 30 metros cuadrados para vivir. A juicio de la ministra, la oferta de viviendas por debajo de este lindar es una "realidad sangrante" en España que no puede seguir así, razón por la que pidió a las comunidades que extremen el control sobre las cédulas de habitabilidad para evitar "las infraviviendas" y "la sobreocupación".

Fue la propia ministra Trujillo quien, hace dos años, en la feria Construmat de Barcelona, abrió la polémica sobre los minipisos al anunciar que su departamento estudiaría construir algunas viviendas oficiales de menos de 40 metros y más de 30 para ser alquiladas por jóvenes o usuarios de manera temporal. El nuevo programa de viviendas universitarias de alquiler incluye pisos de 30 y 45 metros.

Las infraviviendas no solo incluyen micropisos, sino también sótanos y semisótanos que suelen carecer de cédula de habitabilidad y que, en barrios de grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, se venden a 7.000 euros el metro cuadrado. A veces son locales comerciales o antiguas moradas de porteros reconvertidos en viviendas que las inmobiliarias ofrecen como lofts, apartamentos o pisos.