En la Cámara de los Comunes, el primer ministro Tony Blair, fue leyendo atentamente el texto del discurso del chancellor a medida que éste hablaba. Su rival para la sucesión en Downing Street defendió con brío y un apabullante despliegue de información sus opiniones sobre el euro. "Es un trabajo excepcional, riguroso, detallado. Un análisis de peso", declaró Blair tras la comparecencia.

A última hora de la noche, el primer ministro se disponía a telefonear a los líderes europeos, de España, Francia, Alemania, Irlanda, Grecia y Suecia, país este último que celebrará un referendo sobre el euro en septiembre, para ratificarles el compromiso de su Gobierno con la moneda única.

Las explicaciones de Brown dieron pie a que defensores y detractores del euro consideraran que sus puntos de vista habían salido reforzados.

Ruth Lea del Institute of Directors, una organización de empresarios, criticó el plan de Brown de volver a revisar los indicadores económicos dentro de un año. "Creemos firmemente que la economía británica no ha alcanzado un nivel de convergencia sostenible con el resto de la eurozona y no vemos la forma en que pueda alcanzarlo durante los dos o tres próximos años", dijo el empresario.

La conclusión de Lea de que el Gobierno debería aplazar el referendo hasta, al menos, la próxima legislatura, no era sin embargo compartida por la Confederación de la Industria Británica (CBI).

LOS TURISTAS, A FAVOR

Dos turistas británicos que ayer estaban en Benidorm lo tienen claro. "Deberíamos adoptar el euro inmediatamente. Acabo de estar en Francia y he pagado con euros, igual que ahora aquí en España. Es estupendo", dijo una mujer a una periodista. "Aquí además es todo más barato. Deberíamos adoptar el euro", declaró otro.