El expresidente del Gobierno José María Aznar ha logrado crispar aún más la campaña superando por elevación a Mariano Rajoy al afirmar, el martes en Calatayud, que José Luis Rodríguez Zapatero lleva a España a la guerra civil y que todo voto que no vaya al PP será para ETA.

Pero también ha conseguido aunar la repulsa del resto de partidos. Otro expresidente, Felipe González (PSOE), tildó de "monstruosidad" las declaraciones de Aznar y acusó al PP de irresponsable al acosar al Ejecutivo por su política antiterrorista, lo que "pone en ventaja clara a ETA". Diego López Garrido, portavoz parlamentario socialista, dijo que si en España no hay un partido de extrema derecha es porque existe "un PP liderado por Aznar".

Iñaki Anasagasti, senador del PNV, se refirió a "carroñerismo político" y consideró que "un demócrata no puede decir algo tan brutal". Josep Antoni Duran Lleida, de UDC, tildó a Aznar de"máximo exponente de la confrontación" y Gaspar Llamazares, líder de IU, criticó la intervención "tardofranquista" de Aznar.

El ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, fue mordaz: "¿Dónde habló, Aznar? ¿En Calatayud? Pues también allí hay una denominación de origen. Un vino muy bueno...".