La campaña electoral llevó ayer hasta Barcelona a José Luis Rodríguez Zapatero, que se deshizo en elogios a la ciudad y a Cataluña, pilares electorales de su triunfo electoral. En el pabellón de la Mar Bella, el presidente del Gobierno pidió el voto para los alcaldables socialistas, clamó contra la abstención y descalificó las "barbaridades" del PP.

La abstención es el principal enemigo de los socialistas en Cataluña y en toda España. En Cataluña, porque la condición de favoritos y la falta de incertidumbre electoral en los principales municipios puede desmovilizar a los votantes progresistas. Y en el resto de España, porque el PP tiene a sus electores en tensión permanente, engrasada a conciencia la maquinaria de la crispación con la descalificación de la política antiterrorista del Gobierno e incluso con la asimilación a ETA de todo voto que no vaya a parar a las candidaturas del partido de Rajoy y Aznar.

Por esa razón, el mensaje más repetido de Zapatero ayer en Barcelona fue el aviso contra la inhibición electoral. Una y mil veces lo repitió: "Los derechos, el progreso, el bienestar solo se defienden votando. El PP quiere vuestra abstención; nosotros, vuestro voto".

REPROCHE Como viene siendo habitual estos días, el dirigente socialista declinó replicar de forma directa a las "barbaridades" de José María Aznar y Mariano Rajoy. Simplemente se preguntó de forma retórica: "No entiendo el pesimismo de todos los días del PP. ¿Por qué no echa Rajoy una mano, aunque sea una sola vez, para arreglar los problemas del país?".

Sí quiso entrar en un asunto concreto. Cargó contra el PP por asociar la inmigración con la inseguridad, como en el vídeo electoral de Badalona (Barcelona). "Eso es una irresponsabilidad inaceptable", sentenció después de advertir de que cuesta mucho trabajo construir la convivencia en una ciudad y es demasiado fácil deteriorarla. Y remarcó su apoyo a la alcaldesa socialista de Badalona, ciudad donde el PSC no cuenta con sus mejores pronósticos electorales.

El mitin fue el escenario del primer encuentro entre Zapatero y Pasqual Maragall después de que el expresidente de la Generalitat acusara al líder del PSOE de haber renegado del federalismo y de haber planeado con el actual jefe del Ejecutivo catalán, José Montilla, su marginación política en el PSC.

LA PRESENTACION El carácter cada vez más espectacular de los mítines políticos, que incorporan músicos, acróbatas, actores y decorados sorprendentes, conlleva en ocasiones efectos secundarios. Como los que salieron ayer de la boca del animoso presentador de los entremeses del acto de los socialistas.

A la llegada al pabellón de Rodríguez Zapatero y Montilla, el conductor del acto avisó a los miles de asistentes de la entrada de "la gente importante". ¿Pero no era esto un mitin socialista? ¿La gente que sudaba en las gradas era menos importante? Los rostros de los presidentes no mostraron extrañeza, pero en el del presidente del Gobierno sí se advirtió un respingo cuando, acto seguido, fue presentado a la concurrencia como "el presidente del Estado español".