--¿Qué siente al volver a pisar la arena del Teatro Romano?

--Es una gran satisfacción, es un regalazo estar en el teatro de Mérida con un personaje antológico y referente de la mitología clásica. Poder pisar la arena con ese papel a mi edad y en mi trayectoria no lo hubiera soñado nunca. Es la décima ocasión que piso la arena del teatro. Ojalá pudiera pisar el escenario cada año, porque es una maravilla.

--¿Cómo atraería la atención del público para que fuera a ver este montaje?

--Edipo es una obra que todo el mundo debería ver porque es un personaje con el que uno empatiza desde el principio, aunque parezca curioso, es un hombre que se acuesta con su madre y mata a su padre, pero verdaderamente no lo hace consciente, es una víctima de los dioses, del destino. A veces los seres humanos somos víctimas sin comerlo ni beberlo de situaciones terribles. Y después porque la obra es de una belleza increíble. El vestuario de Rafa Garrigós es de un barroquismo extraordinario. Hay una música espectacular con tres cantantes en directo con letras en griego, que es de Acetre, que ponen los vellos de punta. Y para terminar porque es el cierre de festival.

--A lo largo de su trayectoria profesional, ¿qué sentimientos le ha generado el teatro?

--La emoción que provoca el teatro. Los actores hacemos lo que nos gustaría hacer en la vida real. Mi personalidad se convierte en el personaje. Hoy tengo el papel de Edipo y veo a un personaje que ha sido maltratado por los dioses sin haber hecho nada. ¿Qué pasaría si yo estuviera en la piel de él?

--Repite con Denis Rafter, ¿qué tal esta nueva experiencia?

--Destaco sobre todo la sensibilidad que ha tenido con los intérpretes. Su capacidad para meterse en cada personaje. Es capaz de pensar en todo y de dar las claves precisas en cada momento.

--¿Alguna anécdota?

--Una simpática, estamos haciendo de ciegos y nos golpeamos con todo. En un país de ciegos chocarían menos.

--¿Siempre ha querido ser actor?

--Desde que vi una obra de teatro con 14 años quise ser actor. Es fascinante ver a dos seres humanos encima de una tarima dándose replica, me pareció mágico.

--¿Una última reflexión sobre la situación actual del teatro?

--Es un momento muy delicado. Es muy difícil que las compañías independientes se mantengan. No somos tan mediáticos, reconocen el trabajo, pero prima más la cantidad que la calidad, el retorno de taquilla en cultura. Claro que tiene que haber un precio y una economía pero no puede ser lo prioritario, el teatro es cultura y alimento para el pueblo.