TMtanuel Simón Viola (La Codosera, 1955) ha vivido por y para las letras. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura, desde 1978 ejerce la docencia en el Colegio Claret de Don Benito, además de colaborar en distintos periódicos y revistas, así como en otras obras colectivas (El libro extremeño en la enseñanza . Mérida, 1994). Es autor de Medio siglo de literatura en Extremadura (Badajoz, 2003), La narración corta en Extremadura. Siglos XIX y XX (Badajoz, 2000) y coautor de Extremadura. Ayer y hoy (Madrid, 2000). En mayo de 2004 logró el VII Premio Nacional de Periodismo Francisco Valdés , y en la actualidad es miembro del Consejo de Dirección de la Revista de Estudios Extremeños, ponente del Taller de Cuento y poesía de la Universidad Popular de Villanueva de la Serena y codirector del aula literaria Guadiana .

--¿Cómo es Simón Viola al desnudo?

--Nunca me había hecho esa pregunta por lo que resulta difícil contestarla. Vamos a intentarlo. Creo que soy una persona sobria que prefiere el campo a la ciudad, la soledad a las aglomeraciones, el silencio al bullicio (tal vez porque trabajo en medio del ruido alegre y bullicioso de los alumnos) y como dice Manuel Alcántara, mi columnista preferido, "un amigo de verdad que conocidos cotidianos y pródigos en abrazos".

--¿Te encuentras más a gusto en la creación literaria, en el periodismo o en la docencia?

--Apenas me he acercado a la creación literaria más que con algún ejercicio de estilo; el periódico me ha permitido reseñar las novedades de narrativa; la docencia es mi trabajo alimenticio que sigue resultándome gratificante a pesar de todo. Sin lugar a dudas, lo más placentero de todo lo relacionado con la literatura es la lectura.

--¿Cuál es la situación actual de las letras extremeñas?

--Es homologable a cualquier otra comunidad, un panorama normalizado con valiosos nombres en todos los géneros, con unas editoriales públicas y privadas que publican regularmente (aunque todavía con un peso mayor de la edición pública), revistas de creación e incluso un suplemento semanal de crítica literaria.

--¿Los nacionalismos literarios no suponen nuevas barreras para una literatura sin fronteras?

--Las literaturas nacionales son una invención romántica. Anteriormente, toda obra pertenecía a un único y vasto panorama de literatura universal. Es cierto que las lenguas crean su propia tradición cultural, pero esta nace impulsada a salir de sus fronteras a la búsqueda de lectores de cualquier condición. Por tanto, que en un país como España se utilicen varias lenguas supone una riqueza que, por cierto, la Constitución obliga a preservar. Los nacionalismos operan al revés, levantando vallas erizadas de prejuicios e imponiendo cánones mendaces.

--¿Y en la enseñanza?, ¿no se están politizando los textos educativos?

--Aunque la prensa ha aireado recientemente el caso de un manual que escamoteaba el asesinato de Lorca y el destierro de Machado, en los niveles en que trabajo los manuales suelen ser bastante imparciales. No recuerdo libros con un claro sesgo ideológico y tampoco creo que una editorial vaya a poner en riesgo las ventas por una intencionada significación política.

--¿Cuál es la aportación real de la Revista de Estudios Extremeños?

--La Revista de Estudios Extremeños ha sido, desde su creación en 1927, un cauce de notabilísima importancia para la investigación histórica, para el estudio de nuestro patrimonio artístico y cultural y, en menor medida, para la crítica literaria. Su labor me sigue pareciendo igual de valiosa en la actualidad.

--¿Las aulas literarias han conseguido fomentar la lectura o sólo agrupar a lectores?

--Es imposible calibrar la repercusión de una actividad cultural porque nunca es "visible" ni inmediata, pero tal vez las aulas literarias, como los clubes de lectura, estén logrando, lenta e imperceptiblemente, ambos objetivos. De lo que sí puedo dar testimonio es del interés de los alumnos de bachiller por escuchar a autores de primera fila en pleno periodo creador, la mejor lección de literatura que puede recibir un estudiante.

--¿Internet pone en peligro la creación literaria?

--No. Pero sí ha ocasionado un vuelco profundo en la difusión de la creación literaria, favoreciendo, sin embargo a unos géneros sobre otros. El poema, el microrrelato, el aforismo, la reseña crítica..., y en general todas aquellas formas breves de la literatura han sido, sin duda, los más favorecidos. Respecto de los géneros "mayores" (el teatro, el ensayo, la novela), el libro electrónico convivirá con el formato tradicional durante algunos años pero creo que acabará sustituyéndolo.

--Un libro de cabecera.

--El Quijote es un libro sobre el que vuelvo con frecuencia, abriéndolo por cualquier página pero buscando especialmente esos capítulos sin aventuras en que los dos ilusos, que han abandonado lo que poseían por cumplir sus sueños, hablan de esto y aquello en medio de un entorno hostil.

--Un recuerdo de la infancia.

--Los incendios en las cosechas de los alrededores del pueblo todos los veranos y siempre en las horas de mayor calor: las campanas tocando a rebato, las mujeres y los niños llorando, los hombres exaltados, el griterío, la confusión, el miedo.

--Un viaje inolvidable.

--En cierta ocasión viajé a Manizales (Colombia) para presentar en la feria del libro una antología de cuentos de autores extremeños y caldenses. Me sorprendió la ciudad, un auténtico nido de águilas situada en los Andes Centrales junto al Nevado del Ruiz, pero más aún sus alrededores, una naturaleza agreste que parecía recién creada por Dios, con todos los tonos imaginables del color verde.

--Una reflexión ante la vida.

--La cita pertenece a Miguel d'Ors a quien conocí este año cuando nos visitó invitado por el aula Guadiana: "La felicidad consiste en no ser feliz y que no te importe"

--Una anécdota divertida.

--Los frecuentes disparates que uno puede encontrar en los exámenes: "la cueva de Altamira no puede visitarse porque aún no está terminada, esto no me lo has preguntado pero lo pongo porque también me lo sé", "el hiato tiene tres sílabas: hi-a-to", "los componentes de la generación del veintisiete se reunían en la habitación número 27 de la Residencia de Estudiantes (de ahí su nombre)...".