Inmejorable broche final para la LVIII edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Las manos del irlandés Denis Rafter dirigen el espectáculo de Ayax , basado en una versión del escritor extremeño Miguel Murillo que respeta la originalidad del texto de Sófocles. La obra, que se estrenó anoche, es una coproducción del Festival de Mérida y la compañía Teatro del Noctámbulo que apuesta por un elenco de actores formado por 26 extremeños, entre ellos el pacense José Vicente Moirón, y que cierra esta edición con una reflexión acerca de la estupidez de la guerra. Ayax se representará cada noche hasta el próximo domingo 26 de agosto.

"Los hombres más soberbios y orgullosos son dejados de la mano de los dioses en castigo de sus grandes pecados", advertía un adivino. Esto fue lo que le pasó a Ayax el Grande, el protagonista del espectáculo al que da vida José Vicente Moirón. Este guerrero, valiente y victorioso, participó en la guerra de Troya y fue derrotado ante Ulises (Fernando Ramos) en una disputa por la armadura de Aquiles.

El orgullo y la soberbia de Ayax hace que únicamente obedezca a sus propios impulsos y tome la justicia por su propia mano, sin aceptar los principios dictados por los dioses, hasta que despierta de su locura y acaba con su propia vida por miedo a vivir la humillación. Un final característico de la tragedia, donde no hay cabida para la risa pero sí para las debilidades y fortalezas del ser humano. "Somos capaces de hacer las cosas más grandes pero también las más crueles y terribles", afirmó el director durante la presentación.

El espectáculo presume de una denominación de origen extremeña. José Vicente Moirón no sube solo al emblemático escenario. Lo hace rodeado de un conjunto formado por 26 actores, todos de Extremadura y procedentes de la compañía Teatro del Noctámbulo. Entre otros, Moirón comparte escena con Isabel Sánchez, en el papel de Atenea, Elena Sánchez como Tecmesa, Gabriel Moreno interpretando a Teucno y Javier Magariño como Menelao.

ESCENOGRAFIA REGIONAL Para plasmar aún más este sello extremeño se han utilizado elementos y productos típicos de la región en la escenografía, de la que se ha encargado Damián Galán. Uno de ellos es el pimentón de la Vera, esparcido por el escenario como símbolo de las matanzas de las guerras y mezclado con un suelo negro elaborado a base de compost. Este contraste que forman los colores rojo y negro aportan una plasticidad de gran belleza y una sobriedad que resalta el vestuario de los actores y la escena.

La música, con matices étnicos y orientales, compuesta por Roque Baños, la ingenuidad que plasma Reyes Abades en los efectos especiales, el juego de luces a cargo de Alberto Alvarez Cruz y el diseño del vestuario de Maite Alvarez rematan una puesta en escena que hacen de Ayax la mejor despedida que ha podido tener esta edición del festival.