La invitación de José Luis Rodríguez Zapatero a Batasuna para que dé pasos hacia su legalización y participe en las elecciones municipales del 2007 no ha servido para allanar el camino del proceso de paz. El PP alertó ayer contra lo que juzgó una "derogación por las bravas" de la ley de partidos, y la formación aberzale denostó la tesis del presidente de que la justicia no perseguirá a la nueva formación una vez legalizada. El dirigente aberzale Pernando Barrena la consideró una "maniobra de despiste" con la que Zapatero trata de evitar la cuestión "clave": la creación de la mesa de partidos para debatir el futuro de Euskadi.

Batasuna orilló cualquier aclaración sobre si dará pasos en las próximas semanas para conseguir que la izquierda aberzale esté presente en las municipales. Barrena evitó especular en público sobre las garantías que el Gobierno español puede ofrecer sobre la legalización de una nueva marca electoral. Pero subrayó que la paz "tiene que llegar" por un acuerdo entre partidos, y advirtió de que la resistencia del PSOE a pactar las bases de esa mesa "retrasa la situación"

LA IDEA DE IBARRETXE La portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate (PNV), recordó que fue Juan Jose Ibarretxe quien, durante el debate de política general del pasado 22 de septiembre, pidió al Ejecutivo la legalización de Batasuna. La propuesta que el lendakari planteó para "salvaguardar las posiciones legítimas" de las partes se basaba en un gesto simultáneo. Por un lado, Batasuna presentaría nuevos estatutos; por otro, el Ejecutivo se "comprometería" a modificar los aspectos de la ley de partidos "más difícilmente defendibles en Europa" o a lograr una "intepretación jurídica pactada".

El secretario general del PP, Angel Acebes, interpretó las palabras de Zapatero en el Día de la Hispanidad como un intento de "poner el contador a cero" con los terroristas que el PP, dijo, no va a consentir. El dirigente conservador aseguró que el Supremo --que fue el tribunal que ilegalizó Batasuna-- impedirá el "fraude de ley" que supondría la legalización de un partido político que continuara representando a la formación suspendida. A su juicio, lo que planteó Zapatero es una "derogación por las bravas" de la ley de partidos.

Por eso advirtió de que el PP, si vuelve a gobernar, no respetará ninguno de los acuerdos a los que pudiera llegar una futura mesa de partidos con presencia de la nueva marca de Batasuna. José María Aznar aseguró, por su parte, que cuando él era presidente, ETA había quedado "reducida al mínimo" y no tenía capacidad para "matar a nadie en un año". Y alertó de que quienes hacen "concesiones" para lograr la paz acaban "atrapados".

LOS MECANISMOS, EN LA LEY El Gobierno trató de aclarar ayer, por boca de la vicepresidenta, a qué se refería Zapatero cuando predijo que la justicia tendrá "mecanismos" para evitar incurrir en la "contradicción" de perseguir al nuevo partido por las causas abiertas contra Batasuna. "Esos mecanismos están en la ley de partidos", instruyó Teresa Fernández de la Vega, que recordó que la norma exige "requisitos muy claros" para inscribir un nuevo partido, en referencia a la renuncia a la violencia.