La dirección de Batasuna quiere que si Juan José Ibarretxe le reconoce como interlocutor, lo haga con todas las consecuencias. Por eso, ha decidido mantener el pulso con el Gobierno vasco al confirmar la convocatoria de manifestación para mañana en San Sebastián a pesar de que ha sido prohibida por el departamento de Interior.

La coalición aberzale pretende que Ibarretxe evidencie su desacuerdo con la ley de partidos, que ilegalizó a Batasuna. Esta vez no hay subterfugios. Batasuna no va a esconderse tras la pantalla de ciudadanos anónimos o entidades afines, gracias a los cuales ha conseguido manifestarse en la calle, sino que va a por todas, a cara descubierta, para denunciar la incongruencia de que Ibarretxe les reciba en el palacio de Ajuria Enea, pero ordene disolverles en la calle.

El propio Arnaldo Otegi desveló ayer este propósito al reclamar a Ibarretxe que dé órdenes a la policía para que no intervenga en la manifestación. Le emplazó a que decida si "hace el coro" al PP y al PSE o si antepone las libertades a "las órdenes de la Audiencia Nacional".

SIN "ESPACIOS DE IMPUNIDAD" Las espadas están en alto, porque el Gobierno vasco tampoco parpadea. El consejero de Interior, Javier Balza, advirtió ayer de que si el Tribunal Superior rechaza hoy el recurso de Batasuna, la Ertzaintza "hará todo lo posible" para evitar el acto, porque no va a admitir "espacios de impunidad en las calles".

Los dirigentes de Batasuna replican que son ellos y ETA los únicos que hasta ahora se han movido para hacer posible la distensión. Otegi lo expresaba ayer en la radio pública vasca. ETA ha suspendido la amenaza sobre los cargos elegidos del PSOE y PP, mientras que a los otros "les falta hacer las más elementales".

Batasuna intenta además mantener la cohesión de sus seguidores. Desaparecida de todas las instituciones, convoca periódicamente a los suyos para demostrar capacidad de movilización y distribuir mensajes esperanzadores sobre el futuro del movimiento aberzale.

Es además tradicional la convocatoria de marchas durante las fiestas de las capitales vascas. En las de San Fermín, Batasuna convocó una manifestación en Pamplona, que fue prohibida por la Delegación del Gobierno. La coalición ilegal rehuyó el enfrentamiento y desconvocó el acto, pero ahora quiere situar a Ibarretxe en la tesitura de hacer lo mismo que el Gobierno socialista. Por eso Balza reprochó ayer a Otegi buscar "deliberadamente" la prohibición cuando podía haberla evitado recurriendo a unos convocantes de paja, que habrían permitido hacer la vista gorda como otras veces.