Durante los últimos 3 meses, el comportamiento de los acusados ha tenido diversas fases. Al principio, a la espera. Luego se han reído de todos, han ligado con una afectada ante sus padres, han hecho caricaturas de los pechos de otra y bromas entre sí con abogados y periodistas. Han vacilado al juez.

Desde que declaró Kamal Ahbar, algo ha cambiado en la urna. Rafá Zuhier se sintió traicionado por algunos compañeros de risas y la pagó con Basel Gayoun. Los rostros cambiaron a una seriedad nunca vista. El 9 de mayo, Mahmoud Slimane Aoun lloró cuando las periciales le conectaron al Chino el día del traslado de explosivos. Su abogado no estaba, se enrabietó y lloró. También miró a Gayoun, pero con otro gesto. Rafá le intimidó por haberlo vendido. Mahmoud le miró con la rabia de quien se muerde la lengua. Quien colabora con la justicia, quizá no sea perdonado, pero puede mejorar su vida y conciencia. Lo otro es "colaboración con organización terrorista", aunque te hayan tomado el pelo.

Esta tercera fase coincide con la caída de la conspiración y el desenfado de Zuloeta. Preocupación en el Egipcio. Por último, 14 acusados de inspirar y realizar la masacre montaron la huelga de hambre, ahora abandonada. Protestan cuando hablan los peritos y no testigos tipo AVT . Cada uno es libre de morirse si quiere, pero no de manipular. Si pretenden hacerlo, que se les aplique la justicia.