Los constitucionalistas sabían que, pese a que hay ocho diputados de ERC y Junts per Catalunya repartidos entre Bélgica y las cárceles de Soto del Real y de Estremera, ganar a los independentistas la presidencia del Parlamento catalán y de la Generalitat era muy inverosímil. Mientras de momento ni se plantea que Inés Arrimadas pueda presentarse a la investidura, Ciutadans ya ha dado por perdido el título menor, el de la presidencia de la Cámara catalana.

«Elisenda Alamany, independentista declarada, nos ha cerrado la puerta definitiva a la presidencia del Parlament», clamó Carlos Carrizosa, portavoz de C’s, después de reunirse ayer con la número dos de Catalunya en Comú. «No existe la mayoría alternativa que postula Ciutadans, no es posible», le rebatió la mano derecha de Xavier Domènech, que le pidió que lo deje ya y asuman la realidad que dibujaron las urnas el 21-D. «Pediríamos que dejaran de hacer teatrillos, no venimos a hacer el juego de la confusión, ni ocurrencias; venimos con actitud de responsabilidad, de hacer avanzar el Parlament», dijo.

En la carambola para conseguir que José María Espejo-Saavedra, actual vicepresidente segundo del Parlament, fuera elegido, Ciutadans necesitaba que cinco de los ochos diputados indepedentistas no pudieran votar y que, además, los comuns también le dieran su apoyo.

En su cita con Carrizosa, además de comunicarle que no piensan respaldar esta opción, la representante de Catalunya en Comú le ha pedido que le cedieran un puesto en la Mesa para que Joan Josep Nuet repita en este órgano. Una petición que ha trasladado también a JxCat, PSC y ERC. Proporcionalmente, y de acuerdo con los resultados del 21-D, a Ciutadans, JxCat y ERC les corresponderían dos miembros en la Mesa, y al PSC, uno, mientras que los comuns no tendrían representación. Alamany ha argumentado esta petición porque desde su punto de vista dotaría a la Mesa de más «pluralidad».