Transcurridos casi tres días desde el asalto protagonizado por más de medio millar de inmigrantes a la valla de Ceuta, aún no se sabe con certeza si fallecieron cinco, seis o hasta siete personas en el ataque y, sobre todo, de dónde partieron las balas que acabaron con su vida. Las versiones ofrecidas por fuentes oficiales en España y Marruecos no aclaran lo que sucedió la madrugada del jueves en la frontera de Bel Youech, al culparse mutuamente de la procedencia de las balas. Los testigos, los subsaharianos que permanecen ocultos en el bosque en Marruecos o acogidos en el CETI de la ciudad autónoma, insisten en que fueron "acribillados" desde ambos lados de la frontera.

El informe preliminar de la Guardia Civil, que fue elaborado la noche siguiente a la avalancha de inmigrantes, subraya que ningún agente español empleó armas de fuego real para contener a los asaltantes y que, en el rastreo del perímetro de la valla fronteriza por donde entraron unas 200 personas, se ha hallado un proyectil plateado con la marca de haber sido disparado de un arma con cañón con giro a la derecha, mientras que las que usa la Guardia Civil son de color cobrizo y con giro a la izquierda.

En el momento del asalto, los agentes españoles sólo portaban fusiles Cetme para lanzamiento de material antidisturbios, no de fuego real. Dicho informe señala la coincidencia entre la munición hallada en la zona y en uno de los cadáveres que cayeron en territorio español. En el cuerpo del inmigrante que fue recogido en la franja de tierra entre las dos vallas se ha encontrado una esquirla de una bala plateada que entró por el glúteo derecho y salió por la ingle izquierda.

El análisis de balística de la Guardia Civil señala, según Efe, que ese fragmento de bala con cobertura de plata se corresponde con el que se desprendió del proyectil hallado en el suelo de la frontera, y que no es usado en ninguna de las armas que emplea el instituto armado. El informe indica que el proyectil (que no el casquillo) recogido entre las vallas no estaba achatado ni deformado, por lo que concluyen que tuvo que ser disparado con un arma larga, desde una zona alejada del territorio español y, posiblemente, desde la otra zona de la alambrada.

Estas pruebas presentadas por la Guardia Civil, unidas a la trayectoria de la bala (con orificio de entrada por la espalda) apuntan la posibilidad de que la munición que mató a los inmigrantes recogidos en Ceuta procediese de la zona marroquí, mientras nada se sabe de las balas de los cuerpos hallados en esa zona.

EL FORENSE Sin embargo, los vecinos y muchos de los inmigrantes que participaron en el asalto señalan que oyeron tiros a ambos lados de la frontera, "por delante nuestro", según uno de los subsaharianos que logró cruzar. Un maliense que no pasó y fue detenido dos días después en el campamento de refugiados de Bel Youech, explicaba que vio cómo un compañero quedaba atrapado en la alambrada y "un Guardia Civil se sacaba una pistola del bolsillo y le disparaba, alcanzándole".

Sobre los cuerpos recogidos por los marroquís, la confusión es aún mayor. El director del Hospital Saniat Rmel de Tetuán insistió ayer en que sólo le llevaron dos cadáveres, a la espera de la autopsia. Pero un médico forense del centro sanitario confirmaba a este diario que fueron tres los cuerpos sin vida de inmigrantes que llegaron. Dos de ellos presentan, a primera vista, herida de entrada por el frente, El tercero tendría al menos dos heridas de bala en la espalda.

Además, los inmigrantes y las ONG mantienen que hay un sexto fallecido, un bebé de unos tres meses al que muchos vieron en la espalda de su madre durante el salto y que no llegó vivo.