En tono solemne, el consejero balear de Interior, José María Rodríguez, juró ayer, advirtiendo de que puede hacerlo "con la Biblia en la mano", que no ha mentido, que no conocía la detención por irregularidades urbanísticas del entonces alcalde de Andratx, Eugenio Hidalgo, y que no le avisó dos horas antes del arresto del exregidor, el pasado 27 de noviembre.

En el Parlamento balear, el número dos del PP en la comunidad compareció ante la comisión de asuntos institucionales y negó, hasta en 11 ocasiones, que supiera que el alcalde de Andratx iba a ser detenido y de que el consistorio iba a ser registrado. De hecho, explicó que se enteró por el jefe de la policía local con la operación ya iniciada.

Rodríguez admitió haberse equivocado al menos tres veces: al confiar en la palabra de Hidalgo, al creer en su honradez y al minimizar la conversación que mantuvo con él el 27 de noviembre, poco antes de que fuera detenido, en el marco de la operación Voramar.

La portavoz del PSIB-PSOE, Francina Armengol, pidió la dimisión de Rodríguez y acusó al presidente autonómico, Jaume Matas, y al dirigente del PP Eduardo Zaplana de perjudicar a los ciudadanos de Baleares. La oposición preguntó a Rodríguez por la transcripción judicial de la conversación que el 27 de noviembre tuvo con el aún alcalde, en la que varias frases delatan que pudo insinuar que iban a detenerle. El consejero lamentó que el documento, en el que figura la leyenda "prohibida su reproducción", se filtrara a los medios de comunicación.