El macrojuicio contra el entramado de ETA derivó ayer en una batalla jurídica que se resolvió con la recusación del tribunal por los 56 acusados. El incidente no alteró a los jueces, que continuaron impidiendo a los imputados realizar alegatos políticos.

La tercera sesión del proceso continuó con la misma tensión procesal. Las interrupciones de la presidenta del tribunal, Angela Murillo, no arredraron a las defensas ni a los imputados, que contestaron en euskera para que el traductor expresara los motivos de su silencio a las preguntas del fiscal. Fue un vano intento, porque Murillo interrumpió las traducciones o declaró impertinentes las respuestas.

Cuando el exparlamentario de Euskal Herritarrok (EH) José Antonio Etxebarria denunció que se use el juicio "para dar una salida al conflicto vasco", Murillo no le dejó continuar, lo que motivó la protesta de su letrada, Jone Goirizelaia. El imputado quiso seguir, pero de nuevo la presidenta le dejó sin palabra y tradujo su alegato de que el fiscal no puede arreglar el conflicto vasco con un: "Dice que no es de ETA".

Tras el altercado, Etxebarria negó ser de ETA, haber colaborado con KAS y admitió que organizó un campeonato de mus en el País Vasco para justificar su relación con varias empresas.

Su abogada pidió entonces que se le exhibiera un documento, que no fue localizado por el tribunal. En su lugar, los jueces encontraron un informe policial, que fue leído sin que lo reclamara su defensa. En ese documento se sitúa a Etxebarria como jefe de finanzas de KAS y se detallan las empresas que ayudan a los deportados de ETA.

Esa decisión del tribunal irritó a Goirizelaia, que anunció su intención de recusar a los jueces por enemistad manifiesta e interés directo en la causa. El resto de letrados se sumaron a la petición, que fue rechazada. Después, con el testimonio de José Luis Elkoro, comenzó el bloque de acusados de integrar el aparato mediático de ETA. Y se repitió la tensión cuando su letrado, Iñigo Iruín, invocó sentencias del Supremo y de Estrasburgo que defienden el derecho al silencio de los acusados. Murillo no se inmutó: "Con independencia de lo que diga Estrasburgo, al tribunal no le interesan los motivos".

PROCESO CONTRA ´BOMBI´ Quien no guardó ayer silencio ante el tribunal fue Julia Moreno Macuso, alias Bombi . La presunta colaboradora del comando Madrid declaró ayer que su única misión en España era recabar información para los responsables de ETA en Francia, y que no vivió en el piso en el que se encontró diverso material explosivo. Así lo manifestó en el juicio que ayer comenzó en la Audiencia Nacional y en el que se enfrenta a 22 años de cárcel.