Pese a sus exhibiciones de afinidad, Aznar y Lula no pudieron ocultar el abismo que los separó en la guerra de Irak. "El tiempo se va a encargar de decir quién tenía o no razón", sentenció el líder brasileño tras recordar que en diciembre pasado dijo a George Bush en Washington: "Mi guerra en Brasil es contra el hambre, no contra Irak".

Lula opinó que, finalizada la guerra, corresponde crear las condiciones para que la ONU sea "democratizada" y consiga la suficiente fuerza para que las decisiones sean "colectivas" y no "unilaterales". Lula reiteró su propuesta para que Brasil y otros países pasen a ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Aznar señaló que el acuerdo alcanzado ayer con Lula no significa que compartan posiciones "al cien por cien".