El aún flamante presidente de Castilla-La Mancha hizo carrera política en el partido y en el Gobierno de su tierra empezando desde abajo: fue concejal, parlamentario, consejero, vicepresidente y presidente de las Cortes Regionales. Tras el nombramiento de Bono como ministro, Barreda accedió, desde la vicepresidencia, a la presidencia. Está orgulloso de haber creado la Universidad de Castilla-La Mancha y de patearse su comunidad.