La fortuna quiso que Pretto , un perro detector de explosivos, fuera el primero en tocar el artefacto que ayer por la mañana hirió a un policía en la puerta principal del Instituto Italiano de Cultura de Barcelona. La bomba, preparada en el interior de una vieja cafetera, llevaba dinamita y estaba diseñada como una trampa para estallar al ser tocada. La policía ha dirigido todas sus miradas hacia determinados grupos anarquistas violentos que en las últimas semanas se han manifestado en Barcelona en solidaridad con compañeros italianos.

Pretto murió en el acto. La onda expansiva lo lanzó a una distancia de más de seis metros, mientras que su guía, un agente del Cuerpo Nacional de Policía de 33 años, recibía el impacto de la metralla en un brazo. Eran las ocho de la mañana.

Media hora antes, Carlos, el contable, llegaba como cada mañana al instituto. Detrás apareció Lirio, la mujer de la limpieza, y Silvano, el bibliotecario.

Los tres observaron de cerca la vieja cafetera. Los cables que sobresalían, perfectamente visibles, les alertaron. "Nunca había visto antes una bomba, pero aquello lo parecía", recordó Lirio. Avisaron a la policía y se acercó una pareja de paisano, que más tarde solicitó a sus mandos que enviaran guías caninos. Uno de ellos era Pretto .