En uno de los testimonios más esperados del juicio del 11-M, Gabriel Montoya, el Gitanillo , único condenado hasta el momento por la masacre, narró ayer con descarnada minucia cómo José Emilio Suárez Trashorras colaboró con los terroristas en la sustracción de los explosivos en la mina Conchita, en Asturias, donde había trabajado tiempo atrás. "¡Esto está hecho!", le dijo Trashorras a Montoya el 26 de febrero del 2004 tras reunirse en el yacimiento con dos mineros. Dos días después, Jamal Ahmidan, Abdenabi Kunjaa y Mohamed Ulad extrajeron de la mina unos 200 kilos de goma- 2 Eco, la misma cantidad que se usó en la matanza.

Montoya tenía 16 años en el momento de los atentados y se encuentra desde septiembre del 2004 cumpliendo una pena de seis años por colaboración con banda armada en un centro de menores. Tres años después, convertido en un hombretón de voz grave, contó cómo conoció a Trashorras en el barrio.

ENCARGO A comienzos de febrero del 2004, Trashorras le propuso llevar a a Madrid, por 1.000 euros, una bolsa de deportes. Le proporcionó el número del móvil de contacto y el apodo de este: Mowgli . Montoya viajó en autobús y entregó la encomienda, tras lo cual regresó a Avilés. Al día siguiente, el procesado Iván Granados le reveló que la bolsa llevaba explosivos.

El 26 de ese mismo mes, Trashorras pidió al Gitanillo que lo acompañara a la mina Conchita. El menor esperó en el coche mientras su compañero se adentraba en el yacimiento para hablar con dos mineros. A su regreso celebró el éxito de su gestión. Dos días después, Trashorras le pidió que fuera a su casa. Estaba con dos hombres. Reconoció a Mowgli , otro de los apodos de Ahmidan, El Chino . La investigación reveló que los otros dos eran Abdenabi Junjaa y Mohamed Ulad que, al igual que Ahmidan, se encuentran entre los presuntos autores de la matanza que se inmolaron en Leganés.

Todos se dirigieron a mina Conchita. Trashorras y Montoya, en el Toyota del primero. Los tres árabes, en un Golf negro. Trashorras y Ahmidan se internaron a pie en la mina. Tras la visita, los "moros" compraron en Carrefour "cuatro o cinco" bolsas de montaña. A las 22.30 horas, Trashorras pidió a su joven amigo que guiara a los "moros" a la mina. Fueron dos veces, en un Ford Escort, y descargaron la mercancía en el Toyota, en el garaje del exminero. Tras la operación, los islamistas se fueron.

Días después de los atentados, Montoya oyó decir a Trashorras: "¡Menuda la que armó Mowgli !".

Antes declaró el comisario de la Unidad Central de Información Interior (UCII) que participó en el interrogatorio y la detención de Trashorras. También contó que, hacia las tres de la tarde del 11-M, él y sus hombres ya tuvieron la "sospecha bastante firme" de que la matanza era obra de islamistas. Varios abogados intentaron una vez más plantear la conexión etarra en los atentados.