No ocurrió nada. Sólo fue un susto, aunque serio". Así resumió el delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández López, el ataque con lanzagranadas que ETA realizó ayer contra el aeropuerto civil de Zaragoza.

Los terroristas habían colocado dos lanzaderas de PVC cargadas con explosivos en un campo de labranza abandonado situado a 300 metros al norte del aeropuerto. Uno de los proyectiles fue disparado e impactó en el perímetro de las instalaciones sin causar heridos. El otro no funcionó, ya sea porque se atascó la carga o porque estaba programado a una hora posterior a la que se desactivó.

AVISOS La emergencia comenzó alrededor de las 11.25 horas, cuando la policía fue informada de que una persona "en correcto castellano" llamó al diario Gara y advirtió, en nombre de la banda terrorista ETA, de que el aeropuerto de Zaragoza iba a ser atacado con granadas entre las 12.00 y las 14.00 horas. Una llamada con el mismo mensaje se recibió en el servicio de asistencia en carretera DYA.

Tras las llamadas, se desalojó el aeropuerto y comenzó a rastrearse el terreno, al tiempo que se instalaban controles para crear un perímetro de seguridad. La primera granada se disparó dos minutos después de las 12 del mediodía.

El proyectil, que dejó una estela blanca a su paso, sobrevoló el edificio de la terminal y fue a impactar al otro extremo de las instalaciones, junto a la valla que separa éstas de la plataforma logística Pla-Za, cuyos responsables no fueron alertados de la emergencia terrorista, según manifestaron a este diario. No causó ni víctimas ni daños materiales. El lugar del impacto tardaría en ser localizado cerca de seis horas.

A SIMPLE VISTA A las 12 horas, el aeropuerto ya estaba "totalmente desalojado", según afirmó el delegado del Gobierno. Su versión contrasta con la de varios pasajeros, que aseguraron que aún estaban en la terminal cuando se produjo el disparo.

Los efectivos policiales ampliaron el perímetro de seguridad y, siguiendo la estela del proyectil, localizaron el lugar donde estaban las lanzaderas. Los tubos "no estaban ocultos y se podían descubrir a simple vista, pero la maleza y la superficie irregular del terreno ayudaban a que pasaran desapercibidos", explicó Leoncio Lorente, jefe superior de la Policía Nacional. Los artificieros hallaron dos lanzaderas, una de ellas todavía cargada.

Pese a la alarma, el control del aeropuerto estuvo operativo en todo momento, ya que pasó a la base militar aledaña. Al único vuelo que llegaba a Zaragoza mientras duraba el desalojo, procedente de Londres, se le ofreció la posibilidad de desviarse a Madrid o aterrizar en las instalaciones militares. Los pilotos prefirieron esta segunda opción. Poco antes de las 15 horas se dio por finalizada la emergencia y se permitió a los usuarios el acceso a la terminal.