ETA hizo estallar ayer cuatro artefactos de muy escasa potencia en las instalaciones de la central eléctrica de ciclo combinado de Boroa, en la localidad vizcaína de Amorebieta. Las explosiones, todas ellas en el exterior de las instalaciones, apenas produjeron daños materiales y ninguno personal porque el personal que se encontraba en el interior de la central, casi 250 personas, fue desalojado con tiempo suficiente.

Un aviso al diario Gara y a la DYA en nombre de ETA alertó a las 13.30 que en media hora se producirían las explosiones. La Ertzaintza llevó a cabo la evacuación sin problemas y entre las 14.05 y 14.15 horas se produjeron las cuatro detonaciones. La policía vasca confirmó que los artefactos, compuestos por cloratita, estaban situados entre matorrales, junto a la verja que rodea la central.

PERIODO DE PRUEBAS Las instalaciones de la central están en periodo de prueba hasta agosto, mes para el que Vizcaya Energía, filial de la eléctrica pública de Irlanda ESB, ha previsto su entrada en el mercado. La central de Boroa supone la mayor inversión extranjera en Euskadi y su puesta en marcha ha contado con el apoyo incondicional del Gobierno vasco y del PNV, que se enfrentó incluso a la opinion de la localidad. Las tensiones internas en el PNV provocaron la dimisión de la alcaldesa.

El Ayuntamiento, las fuerzas políticas y organizaciones empresariales condenaron el atentado, que se produjo el mismo día en el que la patronal vasca Confebask eligió a su presidente, el empresario guipuzcoano Miguel Lazpiur.