Los presos de ETA han iniciado con encierros en sus celdas la anunciada protesta contra la política penitenciaria de los gobiernos español y francés. La medida, que supone la renuncia a toda comunicación durante el encierro, permitirá a la banda calibrar el grado de cohesión de sus activistas presos y controlar la disciplina dentro de las cárceles en un momento que la izquierda aberzale considera clave para el futuro de todo el movimiento.

El autodenominado colectivo de presos políticos vascos (EPPK, en sus siglas en euskera) comenzó el lunes los chapeos , como los calificaba ayer el diario Gara . La semana pasada, la cúpula de la banda utilizó el mismo rotativo para explicar las razones de la nueva movilización.

El calendario con el que ETA intenta tensar la situación en los centros penitenciarios incluye también huelgas de hambre. De momento, no se ha precisado cuándo empezarán ni cuáles serán sus características, aunque el Ministerio del Interior confirmó que existía un plan determinado por los jefes de ETA.

ORIENTAR LOS TIEMPOS La decisión de convertir en noticia a los presos en este preciso momento corresponde a la dirección de ETA, según los expertos antiterroristas, y responde tanto a una voluntad de exhibir el control que ejerce sobre sus militantes como a dejar claro que es la cúpula la que orienta los debates y los tiempos en la organización. Con estas medidas de presión, el núcleo duro de la banda trata de orientar el papel de los presos dentro del debate interno a punto de culminar en la izquierda aberzale sobre una nueva vía política pacífica y evitar que cundan las voces críticas tanto con la estrategia de ETA como con la continuidad de la violencia.

De hecho, precisamente las posiciones más beligerantes contra el mantenimiento de la violencia han partido de las cárceles. Es el caso de militantes veteranos como José Luis Urrusolo Sistiaga y Carmen Guisasola, y el abogado de presos ahora encarcelado Txema Matanzas.

ETA pretende abortar la discusión. Algunas fuentes apuntan incluso a que ha querido dar "un toque" al exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi para que desmintiera de nuevo un escrito cuya autoría le había atribuido el diario Deia y en el que se afirmaba que quien apuesta por la violencia o no está en sus cabales o trabaja "para el enemigo".

El debate interno en la izquierda aberzale está en la última fase y, aunque la información oficial apunta a un previsible éxito de quienes apuestan por la vía política, la incógnita sigue siendo qué es lo que decidirá ETA. En todo caso, la cúpula de la organización quiere controlar las conversaciones y para ello no ha encontrado mejor método que utilizar a los presos.

Por ello no es de extrañar que no haya novedades en las exigencias que plantean los reclusos: el "estatus de presos políticos"; la puesta en libertad tanto de los reos enfermos como de los que ya han cumplido las tres cuartas parte de su condena y el respeto a sus derechos; y el reagrupamiento en Euskadi.