ETA quería volver a al chantaje más despiadado, si es que se puede hacer una gradación en la violencia terrorista, para forzar al Gobierno a acceder a sus pretensiones. Pese a que prácticamente toda España alzó su voz contra el secuestro del concejal del PP en Ermua Miguel Angel Blanco, los etarras intentaron hacer algo parecido con el concejal socialista de Eibar Benjamín Atutxa Iza.

Fue el propio Arkaitz Goikoetxea, jefe del complejo Vizcaya desarticulado, el que reveló a Baltasar Garzón los macabros planes de la banda cuando el juez le preguntó que para qué querían los tranquilizantes y grilletes que escondían en un zulo. Goikoetxea explicó que el jefe militar de ETA, Garikoitz Azpiazu, Txeroki , les ordenó a él, a Jurdan Martitegi, en paradero desconocido, y a Olga Comes, arrestada ayer en Francia, secuestrar al concejal y asesinarlo si el Ejecutivo no se plegaba a sus condiciones. Al principio el líder etarra no quiso desvelar el nombre del edil pero después dio su nombre y explicó que le vigilaron de septiembre a diciembre pasado y que finalmente abortaron el plan porque siempre iba escoltado.

No han trascendido las exigencias exactas que la banda iba a plantear, pero algunas fuentes de la lucha antiterrorista descartan que se plantearan exigir el acercamiento de los presos puesto que la cúpula de ETA apenas se preocupó de los reclusos durante la tregua.

Atutxa, que se encuentra de vacaciones, reaccionó con serenidad ante la noticia. Explicó que se encontraba "bien anímicamente" aunque "preocupado" por la repercusión de la noticia en su entorno. Atutxa es euskaldún y lleva cinco años como concejal en Eibar, tradicional feudo socialista en Guipúzcoa aunque no se afilió hasta hace cuatro años. Compagina esta actividad con la docencia. Zapatero explicó tras telefonearle que se había "emocionado" al comprobar su "serenidad y responsabilidad".