El pacto de inmigración que Francia propone a los países de la Unión Europea (UE) "no es una máquina de expulsiones comunes" de inmigrantes, como se ha querido presentar, dijo ayer el secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, en una comparecencia conjunta con su homólogo español, Diego López Garrido, a quien recibió en el parisino Quai d´Orsay.

Jouyet subrayó que ambos países están de acuerdo en esa idea, aunque las diferencias persisten en cuanto a la fórmula de aplicar un contrato de integración de los inmigrantes. "Coincidimos en el enfoque general de ver la inmigración como un fenómeno positivo que hay que tratar con una política común europea. Las diferencias se van a superar", afirmó López Garrido, quien se comprometió a conseguirlo antes de la reunión hispano-francesa que se celebrará el 27 de julio en Zaragoza presidida por José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro francés, François Fillon.

INTEGRACION López Garrido aseguró que el objetivo fundamental es la integración y para ello las autoridades deben ayudar en aspectos como el aprendizaje de la lengua de acogida --que el contrato de integración obligaría a conocer-- y en la formación. Jouyet admitió que España tiene una sensibilidad diferente, y que habrá de alcanzarse un compromiso en la UE.