Fue un error, pero no justifica la ruptura. José Blanco se encargó ayer de reconocer en público que el Gobierno se equivocó al permitir al PSE anunciar un encuentro con Batasuna sin decírselo antes a Rajoy. Un desliz por el que pidió "disculpas" y que ha servido en bandeja al PP una "excusa" para proclamar que retira su apoyo al Gobierno en el proceso de paz, según el número dos del PSOE. Fuentes próximas a Rajoy reconocen que ese desaire precipitó una ruptura por la que clamaba el sector duro de la cúpula conservadora.

"Le teníamos que haber llamado", admitió ayer Blanco en Antena 3 TV. Aunque añadió que el líder del PP "sabía" por conversaciones previas con José Luis Rodríguez Zapatero que "en algún momento del proceso" los socialistas iban a conversar con Batasuna. Lo que no detalló el presidente al líder conservador fue el momento exacto en el que eso trascendería a la opinión pública. Lo comunicó Patxi López la noche de la primera jornada del debate de la nación.

DESCONFIANZA CRECIENTE Ese desaire fue percibido por el PP y su presidente como una "traición", y precipitó la "ruptura de relaciones" que Rajoy solemnizó el miércoles en el Congreso. La confianza entre Zapatero y Rajoy se venía sosteniendo exclusivamente en su relación directa, en el intercambio personal de información. Los cuadros dirigentes del PSOE y el PP, en cambio, demostraban en el último mes una tensión creciente que explotó con el anuncio del PSE.

Antes de ese episodio, los populares ya se habían sentido ofendidos en dos ocasiones, en las que lanzaron al Gobierno "serios avisos" de ruptura. La primera, cuando Zapatero reveló en la cadena SER que el segundo informe de verificación del alto el fuego apuntaba que todo iba bien. La segunda, cuando anunció en un mitin en Barakaldo que daba por concluida la comprobación y anunciaría en junio el inicio del diálogo con ETA.

La tercera, el anuncio del PSE de que se reuniría con Batasuna, fue la puntilla. Especialmente porque se produjo después de un debate de la nación en el que Rajoy se supo perdedor. De hecho, la ruptura no se habría consumado sin ese último desaire precisamente en ese mal momento, admiten fuentes del PP.

El Gobierno y el PSOE se pusieron ayer manos a la obra para demostrar que la oferta de consenso lanzada por Zapatero en respuesta a la ruptura de Rajoy no fue un brindis al sol. Blanco pidió "disculpas" por la ocultación de información. Fernando Moraleda, portavoz del Gobierno, reconoció "dificultades añadidas" en el proceso de paz si el PP se queda al margen. Y el jefe del Gobierno reiteró en el Senado que "la obligación" del PP con los ciudadanos, la democracia y la esperanza de paz es "entenderse con el Gobierno".

MARGEN PARA EL CONSENSO Zapatero ha dado orden a los suyos de que no escatimen esfuerzos para facilitar al PP "la vuelta al consenso". El presidente cree que hay margen para que el PP "reconsidere la ruptura", apuntan fuentes de la Moncloa. Lo primero ha sido reconocer el fallo. Le sigue el propósito de una oferta al PP de información.

Angel Acebes agradeció ayer las disculpas, pero dejó claro que el gesto "no basta" para recuperar la unidad. El número dos del PP conminó a Zapatero a "anular" la cita del PSE y Batasuna en tanto ETA no se disuelva. Por su parte, Alberto Ruiz-Gallardón opinó que la ruptura anunciada es "reversible". El alcalde de Madrid pidió a su partido que no caiga en el "radicalismo" que a su juicio practica la izquierda.