No hay desafío sin respuesta. El Gobierno ha querido que ETA tenga muy claro que no admite pulsos en el proceso de paz, que ninguna manifestación de violencia quedará sin castigo y que no consentirá que el alto el fuego sirva a los terroristas para rearmarse y preparar nuevos atentados. Con esos principios debe entenderse el golpe policial asestado el miércoles en Francia al aparato logístico de ETA, según fuentes involucradas en el proceso de paz. El Ejecutivo español autorizó --tras ser consultado por Francia-- las detenciones de los tres etarras para lanzar a la banda el mensaje de que, si rompe la tregua, el Estado de derecho la perseguirá de forma implacable.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, valoró ayer en los pasillos del Congreso la operación policial de la víspera como la "prueba" de que, desde que comenzó el alto el fuego, las fuerzas de seguridad del Estado non han "bajado la guardia ni un milímetro". Este mismo mensaje de firmeza fue remachado ayer por los ministros Juan Fernando López Aguilar (Justicia) y José Antonio Alonso (Defensa).

El jefe de la lucha antiterrorista recordó que, tras el robo de 350 pistolas en Francia el 23 de octubre, el Gobierno advirtió a ETA de que esa acción tendría "consecuencias". Y que hace diez días avisó de que las fuerzas de seguridad seguían los "movimientos" de ETA en Francia.

"CODO A CODO" El Gobierno resuelve con esta operación --realizada "codo a codo" por las policías francesa y española, según Rubalcaba-- dos planos de la misma cuestión. Por una parte, demuestra a la banda que cualquier acto violento dificulta el avance del proceso de paz, por cuanto impide la concreción de un diálogo entre los terroristas y el Ejecutivo para el que José Luis Rodríguez Zapatero puso como condición el cese de la violencia. Por otro lado, disuade a ETA de proseguir su rearme, tanto si pretende mantener la tregua como si se dispone a romperla.

Rubalcaba expuso ayer los detalles de la operación policial a los portavoces de los grupos parlamentarios. Con el del PP, Eduardo Zaplana, se detuvo más que con el resto, lo que facilitó a los fotógrafos una imagen poco habitual de ambos conversando.

INSISTENCIA DE RAJOY De lo efímero de esa imagen de unidad dieron fe las manifestaciones del presidente del PP, Mariano Rajoy, que se mostró "a favor de las detenciones a etarras", pero exigió al Gobierno que se dedique a lo que a su juicio es "más importante", a saber: "que cesen las negociaciones políticas con Batasuna, que se diga claramente que Batasuna no participará en las elecciones municipales del 2007 y que el fiscal general actúe con sensatez".