Una vez más, la verborrea de Hugo Chávez acabó imponiéndose a los discursos de los presidentes y jefes de Estado presentes en la cumbre iberoamericana. Chávez no defraudó. Además de la clásica arremetida contra EEUU, el presidente venezolano llamó "fascista" en tres ocasiones al expresidente José María Aznar, acusó a la patronal española de apoyar el golpe de Estado contra él en el 2002 y despotricó contra el leitmotiv del encuentro: la cohesión social.

En la primera reunión plenaria de la cumbre, Chávez estaba criticando el Area Libre de Comercio de las Américas (ALCA) que impulsa EEUU cuando rescató de su memoria un encuentro que se realizó hace años para vender ese "proyecto imperialista". "El entonces presidente de España, que es un fascista a toda carta, venía a vendernos aquellas tesis", declaró ante un auditorio en el que no se encontraban ni el Rey, ni José Luis Rodríguez Zapatero, ni Miguel Angel Moratinos. Los tres estaban participando en reuniones bilaterales. Cuando tuvieron conocimiento del discurso, Moratinos pidió una reunión urgente con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, para presentarle la protesta del Ejecutivo por las descalificaciones a Aznar y a los empresarios. "Los países amigos deben hablarse con un tono ponderado y respetuoso", dijo un portavoz de Zapatero.

INSEGURIDAD JURIDICA No es la primera vez que Chávez califica de "fascista" a Aznar, aunque ayer lo hizo en tres ocasiones en un discurso de 26 minutos. En ese tiempo, el líder venezolano denunció que la Confederación Española de Organizaciones Empresariales participó en el golpe del 2002, y no pudo evitar referirse a la denuncia expresada hace tres días por Gerardo Díaz Ferrán, el jefe de la patronal, en la que este habló de la "inseguridad jurídica y política" de Venezuela, Bolivia y Ecuador. "¡Rechazo en nombre de Venezuela estas declaraciones!", gritó.

En su embate, Chávez no se olvidó del objetivo que los 22 dirigentes se habían marcado para esta cumbre: avanzar hacia la "cohesión social" en una región donde 220 millones de personas son pobres. La cohesión social no consiguió cohesión política y la división ideológica de la región quedó patente. El primero en discrepar fue el presidente ecuatoriano, Rafael Correa. "Mientras impere el evangelio del mercado será muy difícil alcanzar la cohesión social", dijo. En esa línea se manifestó también el vicepresidente cubano, Carlos Lage, y remató --por orden de intervención-- Chávez: "Son las clases ricas las que quieren mantener su cohesión social", ironizó.

El segundo día de cumbre empezó con las espadas en alto de uruguayos y argentinos por el conflicto de la planta de celulosa en la orilla del río que separa ambos países, una batalla en la que el Rey actúa de facilitador por deseo de ambos gobiernos.

DISCULPAS AL MONARCA La decisión del presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, de autorizar de forma repentina el jueves la puesta en marcha de la planta --que contaminará el río, según los ecologistas-- convirtió el tema bilateral en uno de los asuntos de la cumbre. Tanto Vázquez como el argentino Néstor Kirchner pidieron disculpas a Juan Carlos por haberle embarcado en esa empresa, de difícil solución a corto plazo, un protagonismo político del que siempre huye el Monarca.