Ha tardado cinco días, pero al final el Gobierno se ha caído del guindo. Mariano Rajoy dijo el lunes que exigirá cuentas a José Luis Rodríguez Zapatero sobre el fracaso del proceso de paz en el debate del estado de la nación que se celebra el martes en el Congreso. La vicepresidenta lamentó ayer "la escalada de agresión verbal" con la que los conservadores han sentenciado en solo tres semanas la unidad antiterrorista comprometida por Rajoy en la Moncloa. El Ejecutivo ya ha asumido que Zapatero tendrá que someterse a un nuevo cara a cara con Rajoy sobre ETA y su única esperanza es que se resuelva con una nueva fotografía de la soledad de los populares en esa materia.

DERROTA DEL TERRORISMO Poco más hará el presidente que afear la conducta a Rajoy. Zapatero se limitará a exponer fríamente el estado de la situación tras la ruptura oficial de la tregua de la ETA y la consiguiente apertura de una "nueva fase" de derrota del terrorismo. Según fuentes de la Moncloa, los socialistas no promoverán ninguna resolución sobre la lucha contra la violencia y tratarán de convencer a IU de que desista de llevar adelante la que planea para abrir el pacto antiterrorista al resto de fuerzas parlamentarias. En definitiva, el Gobierno busca poner de relieve que el PP recupera la estrategia que ha practicado durante toda la legislatura, la de usar a ETA para desgastar al Ejecutivo.

Teresa Fernández de la Vega acusó ayer por primera vez en tres semanas a Rajoy de "incumplir la palabra dada", pero fue más allá al calificar como "ruin y desleal" su reacción tras la muerte de seis soldados españoles en el Líbano. "Hemos trabajado por la paz, incluso pagando un alto coste por ello, aquí y fuera de España", resumió De la Vega para poner de relieve cuánto lamenta el Gobierno la actitud de Rajoy.

AVANCES SOCIALES Tras constatar que ETA volverá a centrar el enfrentamiento entre el presidente y el líder del PP, Zapatero prepara un discurso que resalte los "avances sociales" impulsados por su equipo en estos tres años y medio. El del martes es el último debate de la nación de esta legislatura y ello le da carácter de examen final y de inicio de campaña electoral cara a las próximas elecciones generales.

El presidente necesita transmitir que ha cumplido sus compromisos de investidura, que tiene proyecto "progresista" para otro mandato y que el fracaso del proceso de paz solo puede atribuirse a ETA.