La Guardia Civil abandonó información confidencial relacionada con la lucha antiterrorista y con la investigación de otros delitos en sus instalaciones de la aduana de Coll d´Arés, en el municipio gerundense de Molló, según reveló ayer el diario El Punt , que reprodujo algunos de los documentos abandonados.

MATRICULAS DE ETA

Entre los papeles con el sello de "confidencial" que, al parecer, estaban esparcidos por el suelo de la antigua aduana, clausurada hace 8 años, figura un listado de 35 matrículas de coches presuntamente utilizados por ETA. La matrícula de un Renault 18 está rodeada con un círculo y tiene una nota al lado diciendo que había sido utilizado como coche bomba en Zaragoza.

Entre los documentos abandonados también figuran requisitorias con datos personales, notas y telegramas de uso interno de la Guardia Civil y denuncias de delitos con las identidades de los denunciantes, entre ellas, la de una mujer que sufrió una presunta violación en 1991. Los documentos están fechados entre los años 1987 y 1991.

Personas conocedoras del estado de abandono de la antigua aduana aseguraron que el edificio se encuentra desvencijado, tienen varios agujeros por el que se puede acceder a él y su interior se encuentra destrozado, con papeles por el suelo y un televisor y un frigorífico desechados.

CONTRA LOS ASALTANTES

Lejos de abrir una investigación sobre las posibles causas del abandono de información confidencial y sensible, que afecta a ciudadanos con nombres y apellidos, en las citadas dependencias, un portavoz de la Dirección General de la Guardia Civil aseguró a este diario que "se han abierto diligencias para establecer las responsabilidades de quienes han entrado a un inmueble de propiedad estatal".

El Ayuntamiento de Molló ha denunciado varias veces el estado de abandono del edificio y ha solicitado al Ministerio del Interior que se lo ceda para adecuarlo como albergue de montaña, pero un portavoz del Ministerio del Interior aseguró ayer que el plan de enajenación de la dirección general de infraestructuras de la seguridad del Estado no permite la cesión, sólo la venta.

La situación de desidia y abandono se repite en otras instalaciones de las que también se ha retirado la Guardia Civil en Portbou, La Junquera y Puigcerdá.