Josu Jon Imaz se ha estrenado en la presidencia del PNV con una defensa de la "nación cívica" donde los ciudadanos tengan los mismos derechos civiles y políticos, sin exclusiones y en la que se pueda discrepar libremente. En su primer discurso ante la militancia, Imaz apostó por una patria "abierta e integradora" y ésta, dijo, no se hace "a la defensiva ni contra nadie", sino de forma "solidaria".

También abogó Imaz por "fortalecer la relación con los partidos nacionalistas del conjunto de las nacionalidades del Estado". "Una estrategia común es necesaria para avanzar en el reconocimiento a los pueblos y naciones del Estado español, y el respeto a la voluntad de sus ciudadanos", subrayó. Recalcó que el proyecto del PNV no es el proyecto de ETA y se declaró dispuesto a "buscar caminos" para la paz, destacando que no habrá acuerdo con Batasuna.

La defensa del plan Ibarretxe y el logro de la paz desde los derechos humanos fueron algunos de los ejes que desgranó. Así, consideró "intolerable" que se persiga a las personas por sus ideas y pidió a los 31.000 militantes del PNV que se transformen en un "ejército de solidaridad activa" con los amenazados.