Josu Jon Imaz será el nuevo presidente del PNV. La mayoría absoluta lograda en Vizcaya, Navarra y el País Vasco francés le aseguran convertirse el próximo enero en sustituto de Xabier Arzalluz. Aunque Joseba Egibar obtuvo la mayoría en Guipúzcoa y en Alava con grandes apoyos en Vizcaya, el reñido recuento final saldó el pulso en favor de Imaz.

La histórica votación comenzó en las casi 250 juntas municipales a partir de las siete de la tarde, sin que en ella participara uno de los dos aspirantes. Seguidores de Egibar confirmaron que renunciaba a hacer uso de su derecho como militante para no interferir en la pugna dentro de su propia organización. Tampoco Arzalluz acudió a su asamblea porque, según anunció días atrás, un compromiso familiar "ineludible" le obligaría a viajar durante el día de ayer. Imaz si se trasladó a su sede de Zumarraga.

Aunque los datos sobre participación no fueron facilitados, más de 31.000 afiliados estaban convocados a las urnas. Además de votar al futuro presidente, debían elegir también a ocho miembros para la ejecutiva, y a los integrantes de la comisión de garantías y del tribunal interno.

NAVARRA DECIDE Aunque el tardío recuento impidió conocer detalles, parece que fue el resultado de las asambleas en Navarra el que inclinó el resultado. Si en la primera vuelta este territorio registró una mayoría a favor de Egibar, ayer se cambiaron las tornas. En concreto se dijo que un voto había bastado para que Pamplona votara por Imaz.

Aunque Imaz ha guardado un discreto silencio para no postularse desde su cargo de portavoz del Gobierno, Egibar ha denunciado "trabajo sucio" y maniobras en su contra. La más reciente, la que 48 horas antes de la cita electoral le señaló como artífice de un pacto secreto con Otegi y al margen del partido para formalizar una candidatura de nacionalistas vascos al Congreso.

POLITICA DE ALIANZAS Dirigentes de los dos sectores aceptan que la elección del presidente tendrá consecuencias aunque, en principio, ambos están unidos por un apoyo sin fisuras al plan Ibarretxe. Además, la obligación de la nueva cúpula será poner en marcha la ponencia política que resulte aprobada en enero en la Asamblea Nacional.

Egibar sí sugirió que la política de alianzas podría verse afectada según quién fuera el ganador. Ayer mismo, Arnaldo Otegi evitó confesar sus preferencias por Egibar, pero admitió que éste le ofrece más garantías para "acordar en casa primero y para recuperar después la llave de la casa".

Los socialistas han evitado pronunciarse públicamente para subrayar que el problema de relación con los peneuvistas deviene del plan Ibarretxe que es el que "fractura en dos" a Euskadi pretendiendo "marginar" a los no nacionalistas. Sin embargo, en privado aceptan que la presidencia de Imaz podría facilitar una mejor comunicación.