Algunos medios de comunicación de Afganistán y la policía local presentaron lo sucedido ayer en la base española de Qala-i-Now como producto de una disputa entre los instructores militares españoles y el agente afgano. Según esta versión, la pelea degeneró en el tiroteo que causó cuatro muertos: los dos militares españoles, el agente y un traductor de origen iraní nacionalizado español. El Gobierno español, el gobernador de la región y los propios talibanes desmintieron con rotundidad esta sucesión de hechos, pero el rumor pudo prender la mecha y alentar la ola de protestas ciudadanas más graves de que se tiene constancia contra las tropas españolas en Qala-i-Now, capital de la provincia de Badghis, precisamente el lugar de la zona bajo responsabilidad de España donde los lugareños más han disfrutado en todos estos años los beneficios que supone la presencia de las Fuerzas Armadas.

"Ha habido una disputa entre los españoles y el policía afgano durante un entrenamiento, y el policía ha abierto fuego y ha matado a los tres españoles", declaró a France Presse el comandante de la policía Abdul Ghani Sabri. Una emisora de radio en lengua farsi hizo también suya suya esta versión de los hechos en su programa informativo.

Los afganos son un pueblo amante de las teorías de la conspiración y de los rumores, en especial los referidos al contingente militar extranjero, por lo que no sería de extrañar que la muerte de un afgano en una riña con soldados españoles les incitara a una revuelta. O a sumarse a una protesta que, según fuentes del Ministerio de Defensa, estaba coordinada por los insurgentes con el atentado suicida. Así se lo comunicó a la titular del departamento, Carme Chacón, el gobernador de Badghis, Delbar Jan Arman.

"El objetivo de la protesta", según dichas fuentes, "era que en la respuesta de los españoles se causaran bajas civiles", lo cual no ha sucedido porque "la respuesta ha sido mesurada".

Los manifestantes empezaron lanzado piedras contra el recinto de la base española y acabaron destrozando mobiliario de toda la ciudad. Una veintena de heridos, la mayoría de ellos de bala, tuvieron que ser hospitalizados a raíz de los disturbios.

Según fuentes españolas próximas al contingente, los altercados se prolongaron durante "cuatro horas". Dos vehículos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) fueron incendiados y los miembros del personal afgano que trabaja para el Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) dirigido por España se encerraron en sus viviendas a la espera de que el alboroto disminuyera. Transcurridas esas horas, la calma regresó a la ciudad.

COMPORTAMIENTO AFEADO Consciente de la excepcionalidad de la situación, el gobernador se dirigió por la noche a la población a través de la televisión pública afeando el comportamiento de los alborotadores porque "destrozar lugares públicos no es en absoluto una actitud digna de la pacífica población de Badghis". Jan Arman también pidió la colaboración de la población "para identificar" a los que "atacan a las fuerzas españolas, que están trabajando día y noche para mejorar las condiciones de nuestra vida".

Los últimos sucesos se han producido mientras fuentes locales hablan de una progresiva talibanización de Qala-i-Now. "Es un proceso muy progresivo, pero parece que cada día están más cerca", explicaron dichas fuentes. Yama Salik, analista político y conocedor de la provincia, no cree que los disturbios signifiquen un punto de inflexión en la opinión mayoritariamente positiva que tienen los locales sobre la presencia de los militares españoles. "En mi opinión, la inseguridad en la zona se debe sobre todo a las próximas elecciones legislativas", añade.