Un grupo de desconocidos destrozó la pasada madrugada la estación de tren de Renfe en la localidad vizcaína de Barakaldo en una acción de kale borroka de enorme virulencia. Los gravísimos daños hicieron pensar inicialmente que podría tratarse de una acción de ETA, pero el Departamento de Interior vasco concluyó que los autores no habían colocado una carga explosiva, sino un artefacto de fabricación casera --similar a los de otros sabotajes--, que posteriormente rociaron con gasolina y prendieron fuego. Las llamas dañaron las máquinas de venta de billetes, las canceladoras y las taquillas. Pese a que el tejado del edificio se derrumbó y el mobiliario quedó destruido, no hubo daños personales.

El Gobierno vasco declaró que "con bombas no hay distensión ni proceso de paz alguno", y emplazó a los miembros de Batasuna a desmarcarse de esta acción. Todos los partidos del Ayuntamiento de Barakaldo denunciaron el ataque y exigieron "unidad" a todas las instituciones y a la sociedad para "desterrar definitivamente la violencia".

El asalto se produjo ayer a las 00.30 horas, cuando unos desconocidos forzaron la puerta de la estación para colocar el artefacto. Las primeras investigaciones de la Ertzaintza hallaron indicios de que se había utilizado un artefacto casero y líquido inflamable, ya que en el lugar de la deflagración se descubrieron restos de una garrafa. En el momento de la explosión no había nadie en el interior del recinto.

Vía llena de cascotes Como resultado de los daños, el servicio de trenes de cercanías de Renfe no pudo circular hasta las cinco de la madrugada, cuando la vía quedó libre de cascotes. Además, los trenes de la margen izquierda vizcaína circularon durante horas con retrasos.

Esta estación ya había sido atacada en otras dos ocasiones, la última de ellas el 12 de octubre, en plena tregua, cuando un artefacto estalló en la puerta, lo que provocó daños en la puerta y en los cristales. Según datos municipales, la estación presta servicio a 2.000 usuarios cada día.

El Gobierno vasco declaró que "con bombas no hay distensión ni proceso de paz alguno". En una nota, mostró su repulsa por la acción y recordó "el hartazgo, el cansancio y la indignación" que provoca la kale borroka en Euskadi. El Ejecutivo preguntó a quienes colocaron el artefacto "si creen que así generan nuevas oportunidades para la paz".

Colaboración El Ayuntamiento de Barakaldo lamentó que los afectados por este suceso sean "todos los ciudadanos de la margen izquierda" y solicitaron la "colaboración activa" de la población para hallar a los autores de "este despreciable ataque".

El PP aprovechó el sabotaje para arremeter contra el Departamento de Interior del Gobierno vasco. El dirigente popular Carmelo Barrio aseguró que los autores del ataque estaban el domingo en el frontón bilbaíno en el que se entregaron los 18 miembros de Jarrai-Segi, participando en el acto de apoyo a los dirigentes de la organización juvenil ilegalizada condenados por el Supremo. Barrio aseguró que ETA, Jarrai y Batasuna "son lo mismo", por lo que denunció que Interior tolerara esa concentración de protesta, "que parecía pactada y consentida".

El delegado del Gobierno en el País Vasco, Paulino Luesma, emplazó a Batasuna a condenar este ataque para "demostrar que su apuesta por la paz y las vías políticas es sincera".