Un mes justo ha pasado Letizia Ortiz lejos de la atención pública. El 6 de noviembre protagonizó el acto de su petición de mano y ayer, 6 de diciembre, volvió a centrar las miradas al acompañar a la familia real en los actos de celebración del 25º aniversario de la Constitución. La prometida del Príncipe apareció por primera vez en un acto oficial y su presencia tuvo un carácter claramente simbólico acorde con el mensaje del Rey: reiterar la lealtad de la Corona a la Constitución y a los valores que consagra.

Letizia Ortiz apareció ayer con la familia real, pero no ocupó un lugar en la presidencia del Congreso, donde se sentaron los Reyes y sus hijos, como ha sucedido siempre que la familia real ha estado en la Cámara baja, desde que Juan Carlos, Sofía, Felipe, Elena y Cristina pisaron ese lugar por primera vez el 22 de noviembre de 1975. Juntos estuvieron en 1986 cuando el Príncipe juró la Constitución y en el 2000, al cumplirse los 25 años del Rey en el trono.

La prometida del Príncipe se sentó ayer en la tribuna de invitados junto a Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarín, esposos de las infantas Elena y Cristina. Algo diferencia a los tres: la próxima vez que se produzca una ceremonia similar, Letizia estará en la presidencia pues su condición de Princesa de Asturias y futura reina le otorga una posición institucional que no tienen los maridos de las dos hijas del Rey.

SIN IMAGENES El impacto del anuncio del compromiso matrimonial del Príncipe de Asturias y la sobreexposición a la que su prometida estuvo sometida durante la primera semana de noviembre desbordó tanto a Letizia como a la propia familia real. Desde el 6 de noviembre ha sido imposible obtener una imagen de la pareja, por sus escasas salidas, a cenar o al teatro, y el férreo control de los servicios de seguridad, que impidió incluso tomar imágenes del día en el que Letizia acudió a TVE para despedirse de sus compañeros.

Pero la Zarzuela no solo quería evitar que Letizia continuara expuesta a los medios físicamente, sino que necesitaba de un tiempo para que la inmensa ola de su popularidad no acabara por arrastrarla. En el entorno del Príncipe y de su prometida se dieron cuenta de que el entusiasmo popular era un arma de doble filo y se hizo necesario un receso. La manera en la que Letizia habló en su comparecencia ante los medios con motivo de su petición de mano le había ocasionado críticas y la prometida del Príncipe fue la primera en entender que su naturalidad debía adaptarse a su nueva realidad.

UN GRAN DIA Ayer, fue un gran día para la futura Princesa de Asturias y también para la que será su familia desde el próximo 22 de mayo. No sólo fue su estreno, sino también su prueba de fuego, la primera realmente importante. Letizia consiguió ayer mimetizarse con su entorno, incluso en su atuendo, un traje de chaqueta y falda de tonos marrones, tan del estilo de la Reina y las infantas: elegante y discreto.

Tras el acto en el hemiciclo, durante el saludo a la familia real de los asistentes, Letizia ocupó la posición que mantendrá hasta que sea reina: cuarta, tras los Reyes y el Príncipe. Por delante de las infantas y sus maridos, la futura Princesa de Asturias apretó más de 500 manos. No sabe bien todas las que le faltan por apretar.