Junto a la "eficacia", la "honradez" y demás generalidades, el código ético que se autoimpuso el Gobierno socialista en el año 2005 incluía una exigencia, la "austeridad", que con el paso del tiempo ha quedado algo empañada. Al menos, en lo referente al paulatino incremento de número de altos cargos y personal de confianza. Asunto que, en su etapa de diputado de a pie, fue una verdadera obsesión para el hoy presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que fustigaba con datos al entonces titular de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy.

Completada la reestructuración del Gobierno tras la últimas elecciones, resulta que Zapatero suma ya 453 altos cargos y asesores, un 21% más que en su primer Gabinete, que por orden suya fueron 374. El presidente tiene un ministro, ocho secretarios de Estado y 22 directores generales más que en el 2004. La lista de subsecretarios, secretarios generales y secretarios generales técnicos suma dos cargos, pero la de asesores se incrementa un 27%: de los 176 del 2004 a 222. Por eso, Pedro Solbes ha exigido a los ministros que renuncien a contratar más personal.