Ni entre gobiernos ni entre parlamentos. Si José Luis Rodríguez Zapatero se negó el jueves a negociar el plan soberanista con Juan José Ibarretxe, ayer Manuel Marín respondió lo mismo a Juan María Atutxa. Tras registrar el plan Ibarretxe en el Congreso, el presidente del Parlamento vasco propuso a su homólogo estatal crear, como permite el reglamento, una comisión con miembros de ambas cámaras para "analizar" el contenido de la propuesta antes de que se debata. Marín dijo a Atutxa que veía "imposible" esa comisión.

Después de presentar la propuesta de reforma del Estatuto vasco en el registro, Atutxa se reunió con Marín. Calificó la entrevista --de tres cuartos de hora-- como "verdaderamente cordial".

Su ofrecimiento para crear una comisión bilateral "para ir alisando el terreno y llegar con las ideas más claras al debate de toma en consideración", encontró un "no" por respuesta. Aun así, Atutxa anunció que promoverá "lo que sea necesario" para designar una delegación que se reúna con otra del Congreso.

Como ya hiciera el lendakari al salir de su cita con Zapatero, Atutxa dijo que el plan Ibarretxe no habla "ni de secesión ni de independencia", sino de "actualizar el viejo Estatuto de Guernika", a raíz de su "flagrante incumplimiento". Y endureció el tono al advertir que "la voluntad de los vascos no será obstaculizada por la del PSOE y del PP".

LA CALLE Un grupo de manifestantes esperó ayer a que Atutxa llegase al Congreso para insultarle desde la acera opuesta de la Carrera de San Jerónimo. Lo formaban una veintena de miembros de Falange con enormes banderas --tanto españolas como falangistas del yugo y las flechas-- que corearon consignas en favor de la unidad de España. Entre el previsible repertorio, gritaron "España una y no 51" y "Zapatero, atiende, España no se vende".