La amenaza de dos asociaciones --el Comité de Liberación de Ceuta y Melilla y la Coordinadora de la Sociedad Civil de Nador, ambas integradas prácticamente por las mismas personas-- finalmente se consumó ayer, a pesar de la conversación telefónica que el pasado miércoles mantuvieron los reyes de España y Marruecos. Un grupo de unas 30 personas impidió durante varias horas, ante la actitud contemplativa de la policía fronteriza marroquí, la entrada de furgonetas y camiones con destino a los mercados de productos frescos de la ciudad de Melilla.

Enarbolaban banderas marroquís en la llamada tierra de nadie que separa ambos países pero que en realidad controla Rabat. A primera hora de la tarde terminó la protesta. Fue suficiente para que en las paradas de Melilla se echaran en falta verduras, frutas, pescado y marisco.

Los manifestantes, encabezados por el dirigente de ambas asociaciones, Abdelmonaim El Chouki, aseguraron que actúan por libre y por tanto niegan, como denuncian las autoridades de Melilla, que sean meras correas de transmisión del Gobierno de Marruecos. El Chouki declaró que de este modo se ha querido mantener el boicot de entrada de productos de su país a "la ciudad ocupada" --como se refiere en todo momento que habla de Melilla--, porque se pretenden denunciar las "continuas agresiones policiales racistas hacia ciudadanos marroquís".

Y todo ello a pesar de que el miércoles Juan Carlos y Mohamed VI hablaran por teléfono y, a través de sendos comunicados, ambos manifestaran su deseo común de evitar que "malentendidos o pequeños problemas" puedan "perturbar el excelente clima" por el que atraviesan las relaciones bilaterales entre ambos países. Pese a ello, al boicot a los productos perecederos, que proseguirá este viernes y sábado, se unirán a partir de la madrugada del domingo al lunes un boicot a los áridos procedentes del reino alauí que se utilizan para las obras de construcción en la ciudad autónoma.

POCO GENERO O CONGELADO Ayer, el malestar, tanto entre los comerciantes como entre los propios melillenses, era evidente. Muchos puestos de pescadería no tuvieron otro remedio que cerrar y otros abrieron o bien con género congelado o con el poco pescado que pudo atravesar por la otra frontera terrestre de Melilla, la de Farhana.

Uno de los vendedores de pescado de Melilla, Mohamed, denunciaba que estos incidentes "perjudican tanto a los melillenses como ellos, ya que vivimos de este negocio a uno y otro lado de la frontera". De la misma opinión era una de las clientas de un puesto de frutas en el mercado central, Isabel: "Nosotros salimos perdiendo, porque no tenemos algunos productos, pero ellos también salen perdiendo, porque no los pueden vender".

También algunas organizaciones han expresado sus críticas en voz alta contra este boicot de las dos asociaciones civiles marroquís. Entre ellas, la Asociación de Comerciantes del Rastro y Barrios Adyacente, cuyo presidente Yussef Kaddur, recriminó que se esté impidiendo la entrada a Melilla de pescados, mariscos, frutas y verduras. Kaddur dijo que el hecho es aún más grave porque este boicot se está produciendo en pleno inicio del mes de ayuno de los musulmanes, el Ramadán, donde a la hora de la comida se suelen preparar múltiples platos que requieren de productos frescos.