El ministro del Interior, José Antonio Alonso, ha ordenado al director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, que investigue lo ocurrido con la cinta en la que un confidente denunciaba en el 2001 a Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras --acusados de facilitar la goma-2 de los atentados de Madrid-- como ladrones de explosivos y buscadores de algún experto para montar bombas con móviles.

Arruche ya ha dado instrucción de remitir la cinta al juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, que investiga la masacre del 11-M, y ha confirmado que el confidente Francisco Javier Lavandero manifestó en una conversación --grabada el 28 de enero del 2001 por el agente de información Jesús Campillo Veiga, de la comandancia de Gijón-- que Antonio Toro quería deshacerse con urgencia de 400 kilos de goma-2. Después, Toro fue detenido en una operación antidroga en la que se le incautaron 16 cartuchos de dinamita.

En la transcripción, hecha al día siguiente por el propio agente, se omitió el dato de que buscaban algún experto para montar bombas con teléfonos móviles. La grabación se halló dos años después, a mediados del 2003, en un cajón.

El 16 de octubre, tras escuchar los testimonios del general Pedro Laguna, exjefe de la comandancia de Asturias, y de su sucesor Fernando Aldea en la comisión, el agente envió la grabación a sus superiores. PSOE y PP han pedido que la cinta se remita a la comisión del 11-M.

IMPUTACION DE ZUHER Mientras, Del Olmo decidió ayer ampliar la imputación del confidente Rafá Zuher, hasta ahora acusado de colaborar con banda armada en los atentados del 11-M, al delito de tenencia ilícita de armas. El juez adoptó la decisión tras tomar declaración a Zuher, que reconoció haber tenido una pistola (que no ha aparecido) que le dio Lofti, socio de el Chino , uno de los autores del 11-M que se suicidó en Leganés en abril.