Si ETA da "pruebas inequívocas" de que quiere dejar las armas, el presidente asegura que ni él ni nadie que ocupe su puesto en la Moncloa "dejaría de aprovechar esa oportunidad" de conseguir la paz "en condiciones de generosidad". Tan decidido está a ello que pide comprensión a las víctimas del terrorismo por esa actitud. Esto contrasta con la actitud que ahora mantiene el PP sobre un eventual diálogo del Gobierno socialista con ETA.

El autor de la precedente declaración no es José Luis Rodríguez Zapatero, sino José María Aznar, el 3 de marzo de 1998. Esa línea estratégica se inicia antes de que ETA decrete, a mediados de septiembre de ese año, la tregua indefinida.

Dentro de Ajuria Enea

El marco de referencia de un hipotético diálogo es, en ese momento, el Pacto de Ajuria Enea. El propio Aznar y su vicepresidente primero, Francisco Alvarez-Cascos, no se cansan de repetir por esas fechas que "no debe ensayarse ninguna vía de pacificación que éste fuera del pacto de Ajuria Enea".

Pero ya empieza a vislumbrarse la que será la línea de actuación del Gobierno en la búsqueda de la paz: negociación con ETA del abandono de las armas a cambio, no de la rendición, sino de resolver la situación de los presos y exiliados de la banda. Paz por presos.

El director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, reconoce el 10 de marzo de 1997 que puede que "en algún momento haya que plantearse la negociación con ETA". "No estoy diciendo nada nuevo. El Pacto de Ajuria Enea habla de final dialogado y ese pacto fue asumido por unanimidad por todos los partidos que participaron", aclara. Y Aznar hace una afirmación más solemne en julio: "La política de firmeza, de coherencia y perseverancia no es incompatible con una política de ayudar a pasar la raya a quienes quieran abandonar la violencia cuando sea necesario".

Octubre de 1997. Jaime Mayor Oreja --el ministro de la "tregua trampa"-- hace unas declaraciones que, vistas retrospectivamente, resultan chocantes. "Si hubiera una voluntad inequívoca de ETA de dejar de matar, el diálogo sería obligado".

Mayor no tiene reparo en confesar, en octubre y en diciembre de 1997, que no desea "que después de ETA haya vencedores ni vencidos", que quiere "que se les derrote ideológicamente". Una idea en la que incide, el 27 de noviembre, uno de sus hombres de confianza y futuro interlocutor con ETA, el secretario de Estado para la Seguridad, Ricardo Martí Flux : "La expresión rendición total es profundamente ajena a la posición del Gobierno en torno a ETA".

Marzo de 1998. Aznar se adelanta al deshielo declarando su voluntad de "ser generoso". El 1 de marzo, afirma en el diario El Mundo : "Estoy dispuesto a ser generoso y comprensivo si eso ayuda al final del terrorismo". El anuncio de la tregua indefinida por parte de ETA a mediados de septiembre de 1998 tiene su contrapartida en una política de gestos en relación con los presos y exiliados etarras por parte del Gobierno del PP.

El 4 de noviembre, Aznar reconoce que ha autorizado los contactos "con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación". Una expresión nunca antes --ni después-- utilizada por un presidente español para referirse a ETA. Y el 26 de diciembre del año de la generosidad, Mariano Rajoy, ministro de Administraciones Públicas, comunica que el Gobierno ha hecho "un gesto el acercamiento de 21 presos a la Península desde cárceles de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla conforme al deseo de que llegue la paz".

De hecho, el Ejecutivo de Aznar autorizó acercar a más de 120 presos a cárceles próximas al País Vasco entre septiembre de 1998 inicio de la tregua y septiembre de 1999, y permitió regresar a 300 exiliados presuntamente vinculados con ETA.

El hito más importante ocurre el 19 de mayo en Suiza. Javier Zarzalejos, secretario general de Presidencia; Pedro Arriola, asesor de Aznar, y Ricardo Martí Flux , secretario de Estado para la Seguridad, se citan con el jefe del aparato político de ETA, Mikel Albizu, Antza .

Un mes antes, el 20 de abril, Mayor Oreja hace un guiño a los presos etarras al insistir en que la ley penitenciaria establece la resocialización como objetivo, o sea, la reinserción, para quien se aleje del terrorismo.

Contactos congelados

De la conversación con Antza sale el acuerdo para una nueva cita, sin fecha, que nunca llega a producirse. ETA congela los contactos con el Gobierno, como reconoce Aznar el 25 de agosto. A pesar de ello, Mayor afirma el 7 de septiembre que el acercamiento es "un paso más", con independencia de que los contactos con ETA vayan "bien, mal o regular". Nueve días después afirma que "hubiera sido una irresponsabilidad" no actuar cuando se anunció la tregua. Pero ETA frustró todas las esperanzas y volvió a las armas el 28 de noviembre de 1999.