No quería brega, pero tampoco podía dejar sin respuesta el rosario de imprecaciones que le había lanzado Mariano Rajoy. Ayer, cuando subió a la tribuna, José Luis Rodríguez Zapatero tiró de hemeroteca para situar al PP frente el espejo de su pasado. Un pasado no precisamente remoto en el que José María Aznar, como presidente del Ejecutivo, prodigó gestos de distensión hacia el mundo de ETA para consolidar la tregua decretada por la banda en septiembre de 1998. "Como presidente estoy sometido a la ley, pero no mo someteré a su ley, que es la ley del embudo", le espetó a Rajoy.

En un minucioso relato destinado a desenmascarar ante la opinión pública el "juego hipócrita" del PP, Zapatero recordó que Aznar aceptó abrir una negociación con ETA a pesar de que aquella tregua era "indefinida" --no "permanente", como el actual alto el fuego-- y de que había estado precedida por "una situación muy dura y muy difícil". "En los tres años anteriores se habían producido 33 asesinatos, el último en junio de ese mismo año. Ahora tenemos un alto el fuego permanente después de tres años sin que haya asesinatos, sin que haya víctimas mortales", resaltó.

Si Rajoy le recrimina que no le informase antes de anunciar, en un mitin socialista, el próximo inicio del diálogo con ETA, Zapatero rememoró que en 1998 Aznar ni siquiera habló con el PSOE: "Bueno, hubo un mensaje en el buzón del móvil del señor Alfredo Pérez Rubalcaba. Esa fue la única comunicación que se produjo; por supuesto, no en el Parlamento, ni en una conversación personal". Pese a ello, resaltó, el PSOE solo deslizó alguna "crítica moderada" sobre las formas de Aznar, no sobre el objetivo de fondo, que era el fin de la violencia.

Puesto a refrescarles la memoria, el presidente echó en cara a los populares que en aquellas fechas Aznar hiciera suyo suyo el argot etarra al aludir a la banda como "el Movimiento Nacional de Liberación Vasco". Y también que sus emisarios se reunieran en secreto con Batasuna, "cuya mesa nacional estaba en prisión", mientras que ahora el PP se rasga las vestiduras por el anunciado encuentro entre el socialista Patxi López y los portavoces aberzales. Aquella cita clandestina con Batasuna, Aznar acercó a Euskadi a 143 presos etarras. "¿Alguien dijo que por hablar el Gobierno del PP estaba pagando un precio político? No se le pasó por la imaginación a nadie, porque todo el mundo jugó seria y lealmente", remachó.