Se sospechó desde el primer momento y ayer la OTAN lo confirmó. El equipo de investigación coordinado por la Fuerza Internacional para la Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF, en sus siglas en inglés) ha concluido que el asesinato de dos guardias civiles y un intérprete en la base española de Qala-i-Now el miércoles, a manos de un talibán infiltrado, y los altercados que se registraron posteriormente en la capital de la provincia de Badghis "fueron coordinados por terroristas".

Según el informe, que se puede consultar en la web de la misión de la OTAN, Ghulam Sakhi, el policía afgano que disparó contra el capitán José María Galera Córdoba, el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo y el traductor iraní nacionalizado español Ataola Taefik Alili, ya fue arrestado hace un año por sus "vínculos con terroristas", pero fue puesto en libertad gracias a la intervención de dos líderes locales, y se reincorporó a su puesto. Sakhi, que tras los asesinatos fue abatido por compañeros de las víctimas, era cuñado de un "conocido terrorista de la zona".

Los investigadores sostienen que el incidente, que califican de "ataque no provocado", no se debió a una discusión previa, como informaron precipitadamente algunos medios de comunicación afganos. Todo lo contrario: fue "premeditado", ya que el policía "no abrió fuego contra nadie más", por lo que tenía muy claro su objetivo, e incluso "intentó escapar tras el asalto".

ARMADOS HASTA LOS DIENTES En cuanto a la "violenta protesta" que tuvo lugar unos 25 minutos después del tiroteo, también parece que fue planeada de antemano, pues la ISAF ha descubierto que "los ladrillos utilizados para atacar al PRT equipo de reconstrucción provincial, en sus siglas en inglés habían sido apilados antes" para que los manifestantes pudieran lanzarlos contra las instalaciones españolas. El informe revela asimismo que algunos alborotadores "iban armados". Y hasta los dientes, pues "portaban granadas de mano y cócteles molotov". Todo ello ha permitido concluir al equipo dirigido por el general de brigada británico Allan McLeod que "el ataque y la protesta fueron coordinados, y son el resultado de actividad terrorista".

Los investigadores destacan que, durante los altercados, "los instructores militares españoles permanecieron en la base con los agentes afganos a los que entrenaban". La protesta, que fue controlada por la policía local, causó 25 heridos, 11 por arma de fuego, aunque no está claro cómo sufrieron los daños ya que, en ese momento, "muchos manifestantes estaban disparando y lanzando ladrillos y granadas". No obstante, el informe sostiene que "ninguna de las heridas fue causada por la ISAF".