Arnaldo Otegi se mantuvo toda la tarde de ayer en un segundo plano y solo recuperó el protagonismo para acudir a última hora a la comisaría central de la Ertzaintza en Bilbao a fin de interesarse por la situación de su correligionario Joseba Permach. Consciente el líder de la ilegalizada Batasuna de su delicada situación judicial --tiene varias causas abiertas y una ejecución de condena suspendida-- estaba ya antes de las cinco de la tarde en el punto de cita para la cabeza de la manifestación prohibida. Sin embargo, en cuanto la policía formó el primer cordón, se retiró de las plazas destacadas. Fue Juan María Olano, que se dirigió a los medios de comunicación, y otro miembro de Askatasuna leyeron un comunicado de presos de ETA.

A última hora de la tarde, Otegi reapareció en la comisaría. En declaraciones a Radio Euskadi, calificó de "masacre" la actuación de la Ertzaintza. Dijo que lo ocurrido tenía "responsables nítidos", pero no les puso nombre. Batasuna había dado su apoyo a la marcha antes de ser prohibida por Garzón. El propio Otegi compareció la pasada semana con otros dirigentes para comprometer el respaldo a la iniciativa. Otras organizaciones de la izquierda aberzale hicieron lo mismo porque se pretendía que esta marcha fuera multitudinaria. Sin embargo, solo hubo 4.000 asistentes.