Las primeras palabras que pronunció el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, fueron para dejar claro que sus 43 horas en la cárcel no han significado un portazo para la paz. El dirigente aberzale recuperó la libertad tras pagar la fianza de 400.000 euros (la mitad en efectivo y el resto con aval bancario) que le impuso Fernando Grande-Marlaska.

Otegi salió de la cárcel madrileña de Soto del Real a las 19.10 horas. En la puerta le esperaban su letrada, Jone Goirizelaia, y Joseba Permach y otros dirigentes de Batasuna. Su primer mensaje fue para desvelar que su encarcelamiento no ha cambiado el escenario político, en contra de las manifestaciones realizadas por Pernando Barrena, quien culpó el jueves al Gobierno de dar "un portazo a las ansias de paz".

También insistió en que ni su encarcelamiento "ni cualquiera que hubiera sido la posición del ministerio fiscal o de la Audiencia van a alterar la apuesta por la paz, por la democracia y por la solución del conflicto".

LA PROPUESTA DE ANOETA Además, aseguró que la propuesta que Batasuna formuló en Anoeta, en noviembre pasado, continúa vigente. "La izquierda aberzale sigue planteando la vía de la comunicación, del diálogo y de las soluciones democráticas para superar el conflicto, y evidentemente ésa es la apuesta que vamos a mantener", agregó.

Otegi terminó su discurso político convocando al "conjunto de pueblos del Estado, pero en concreto al vasco" para que acudan a la manifestación que se celebrará el 4 de junio en Bilbao "por la paz, por la democracia y por la libertad de todos los prisioneros políticos vascos".

También denunció las condiciones "severas y estrictas" que soportan los internos ingresados en el módulo de aislamiento de la cárcel de Soto del Real. Y tuvo un recuerdo para un preso del Pozo del Tío Raimundo (Madrid) y otro de origen árabe.

Sin embargo, fuentes penitenciarias desvelaron que Otegi no ha coincidido en ese módulo con ningún interno de origen español. También contaron que tuvo que soportar una ristra de insultos de familiares de internos cuando salía de la cárcel. En ese momento estaba solo en la llamada zona de espera. Ante esa situación, Otegi se "encogió" e hizo un amago de dirigirse a los funcionarios, pero finalmente abandonó las dependencias. Fuera le esperaba la comitiva que le trasladó hasta el País Vasco.

Durante su encierro su comportamiento ha sido correcto. Sólo se negó a firmar la comunicación de que se le iba a aplicar el régimen de aislamiento.