Cogido por sorpresa. El exdirigente aberzale Arnaldo Otegi se las prometía ayer muy felices en la Audiencia Nacional. Tenía previsto, y así lo hizo, aprovechar su declaración judicial para realizar un auténtico mitin político en el que reivindicó su apuesta por un proceso de paz para solucionar el conflicto vasco. Pero no contaba con que la presidenta del tribunal le pondría en un brete. Toda su estrategia se vino abajo cuando se negó a condenar a ETA.

Otegi se sentó en el banquillo de los acusados junto a otras dos personas por haber participado en el 2005 en un acto de homenaje a José María Sagarduy, el etarra que más tiempo lleva en la cárcel. El fiscal, el Foro de Ermua y Dignidad y Justicia les acusan de enaltecimiento del terrorismo. A la vista no acudieron los imputados Jon Enparantza y Estanislao Etxaburu, por lo que se ordenó su busca y captura. La abogada de Otegi, Jone Goirizelaia, informó a los jueces de que su cliente está en huelga de hambre --al aceptar el mandato de ETA-- desde el pasado lunes antes de pedir permiso a la presidenta del tribunal, Angela Murillo, para darle un botellín de agua. "Por mí, como si le quiere dar vino", le respondió esta.

Otegi recordó que "hay más de 800 personas privadas de libertad" en este conflicto y alegó que los presos "son parte del problema y la solución". Y apeló a una solución pacífica y democrática que permita a los vascos decidir "libremente en condiciones de igualdad" su futuro.

EL DISCURSO También apuntó que sigue "en sintonía" con la izquierda aberzale, hizo suyas las conclusiones de Alsasua en las que se aboga por un nuevo proceso de paz entre el Gobierno y ETA y asumió el debate "que se va a poner en público en las próximas semanas". Asimismo, reiteró su compromiso con la izquierda aberzale.

Otegi justificó su presencia en este homenaje porque la demanda de la familia de Sagarduy "era razonable". "Lleva 27 años encarcelado y su situación es cruel e injusta y acudí para pedir su libertad", explicó. Por ello, reivindicó que hubiera comparado en este acto al etarra con el premio Nobel de la Paz Nelson Mandela por los años "que estuvo en prisión y por la solución pacífica" del conflicto en Suráfrica.

Tras este discurso, que no fue interrumpido por la jueza Murillo, Otegi se negó a condenar a ETA. La presidenta del tribunal le explicó que iba a hacerle una pregunta y que él era libre de contestarla o no. Otegi se quedó unos segundos en silencio y se negó a responder. La misma actitud que después mantuvo Iztiar Galardi, a quien Murillo preguntó si apoyaba la lucha armada de ETA. Una pregunta que molestó a Otegi: "¿Cómo puede hacer esta pregunta?", espetó.

El fiscal reclama para Otegi, Galardi y Josene Irakulis año y medio de prisión y las acusaciones, hasta cinco años.