Dicen en Palma que Can Sales Menor está maldecido. De hecho cuentan que lo está toda la calle de San Feliu, construida con el dinero de los corsarios. La leyenda habla de espectros. Y la historia, de asesinatos. En el número 8, el palacete de los Matas, que se reconoce por una escultura de Eva con una serpiente, se cometió un crimen en los años 60. El caserón lo habitaba un militar ciego, una criada y un soldadito beato. La criada y el soldado se peleaban mucho. Un día se hizo el silencio. La mujer había desaparecido. El señor de la casa recurrió a los periódicos en su busca. No había noticias. Días después se supo que el joven la había descuartizado. Y se descubrió cuando empezó a incinerar el cuerpo. Fue el olor a podrido lo que lo advirtió a los vecinos, unos curas. El soldado fue apresado.