Como era previsible, la holgada mayoría absoluta del PP en las Cortes Valencianas impidió ayer que prosperara la moción de censura contra el presidente autonómico, Francisco Camps. Los 47 votos populares se impusieron a los 35 socialistas. Pero la sesión acabó de demostrar la incomodidad de Camps ante la realidad de su mandato.

El presidente ni siquiera tenía previsto acudir al hemiciclo antes de la votación, pero las andanadas sobre su "ausencia de todo cuanto preocupa a los ciudadanos", lanzadas a primera hora por el diputado socialista Andrés Perelló, le obligaron a suspender la agenda prevista y personarse en el discurso del candidato socialista, Joan Ignasi Pla. Camps solo volvió a pisar el Parlamento para la votación definitiva.

El líder socialista siguió el guión de razones esgrimidas desde que anunció, hace justo un mes, su intención de derribar al Gobierno. El primero fue el accidente del metro de Valencia, que costó la vida a 43 personas. Tras asegurar que era "evitable si la seguridad fuera una prioridad", Pla criticó que "nadie haya asumido la responsabilidad". La falta de presupuesto en un servicio público de transporte o "los barracones en las escuelas" son, según el líder del PSPV, dos consecuencias de una política de "despilfarro en fastos propagandísticos" asociados con "sobrecostes" que están llevando a la "ruina" a las arcas públicas.

RETAHILA DE ARGUMENTOS Pla acusó a Camps de "no sentir vergüenza por la catarata de escándalos urbanísticos" y remató su letanía de argumentos con "el amparo y la protección" que el presidente otorga a "los cargos públicos de su partido" acusados de corrupción.

A falta de la intervención de Camps, el encargado de responder fue el portavoz del Partido Popular, Serafín Castellano, quien descalificó la censura por ser "una medida desesperada de un líder débil". Castellano abundó en la teoría de que Pla se ha visto forzado a presentarla por sus "enemigos en el PSPV", que quieren que "fracase y así ocupar su puesto".

Aunque irrelevante en cuanto al resultado, la posición de Esquerra Unida (EU) resultaba trascendente. Su portavoz, Joan Ribó, anunció que se abstendría porque una cosa es la coincidencia en el diagnóstico y otra la asunción del programa socialista "no consensuado", sobre todo después de que los socialistas pactaran con el PP un Estatuto "desastroso", ahora "convertido en papel mojado". Ribó emplazó a Pla para negociar después de las elecciones de mayo.

PRECEDENTE CATALAN La posibilidad de un pacto de izquierdas que podría sumar también al Bloc Nacionalista sirvió al portavoz del PP para recordar los resultados de "este tipo de tripartitos en Cataluña y Baleares". Castellano relacionó el apoyo del nacionalismo catalán al Gobierno de España con una supuesta "marginación" hacia Valencia del presidente Zapatero. También de eso responsabilizó a Pla y rescató el argumento de que "el tripartito" PSPV-EU-Bloc "volverá a introducir el pancatalanismo en la Comunitat". En ese argumento coincidió con el diputado del Grupo Mixto, el tránsfuga del PP Javier Tomás.

El debate se cerró con la votación, a la que sí que acudió Camps, quien explicó a la prensa que no intervino "por coherencia" con su ausencia del pleno de la reforma del Estatuto.