El Partido Nacionalista Vasco (PNV) abre hoy una nueva etapa sin Josu Jon Imaz. La quinta asamblea general del centenario partido tratará de dar por finalizado el turbulento periodo de enfrentamiento interno vivido en los cuatro últimos años y encomendará a Iñigo Urkullu la dirección de un nuevo tiempo marcado por la unidad y la recuperación del peso del partido en Euskadi, desdibujado por el protagonismo del lendakari, Juan José Ibarretxe.

Aunque el virtual presidente de los peneuvistas --la elección de Urkullu será mañana-- ha cerrado filas con el lendakari y ha confirmado el incondicional apoyo a la hoja de ruta de Ibarretxe, se da por seguro que recuperará la iniciativa política y restaurará la bicefalia tradicional del PNV, que encomienda al partido la toma de decisiones.

La cita de los 666 congresistas en el palacio Euskalduna de Bilbao pone fin a un complejo proceso de renovación interna del que voluntariamente se ha marginado el hasta hoy presidente, Josu Jon Imaz, para evitar una fractura en las filas del partido fundado por Sabino Arana.

A Imaz le sustituirá quien en el 2004 fue su puntal y principal apoyo para acceder a la presidencia. Desde la organización vizcaína que ha presidido hasta ahora, Urkullu no está muy lejos de las posiciones pactistas de Imaz. Pero su estilo y forma de hacer se atiene más a las pautas históricamente peneuvistas, donde lo importante es defender los intereses del partido. Esa es la clave que Urkullu ha manejado en las conversaciones con el sector que capitanea Joseba Egibar para pactar el reparto de poder sin abrir nuevas brechas y evitar que trascendiera cualquier desavenencia.

REFERENDO "DESEABLE" El primer ejercicio de equilibrio fue la propia ponencia política, que se debatirá esta mañana. Son 145 las enmiendas que llegan a la asamblea, aunque ninguna modifica "lo sustancial " de la propuesta, según Josune Aristondo, actual secretaria del Euskadi Buru Batzar o ejecutiva nacional. La ponencia está redactada con tanta ambigüedad que ampara tanto una política de pactos como la práctica soberanista. Reconoce que el PNV busca impulsar "el ejercicio de la libre determinación", pero propugna para ello un amplio consenso. Y señala que, si hay situaciones de bloqueo o de veto, "sería deseable" que la sociedad vasca se pronunciara en una consulta popular.

Esa apuesta coincide con la divulgación ayer del Sociómetro vasco, encargado por el Ejecutivo, que estrecha a cuatro puntos la distancia entre el PNV (18%) y el PSE (14%) de celebrarse ahora las elecciones autonómicas.