No hay investigador en este país que no se deshaga en elogios cuando le preguntan por el sistema informático adoptado en España para las intervenciones telefónicas. Da igual que pertenezca al Cuerpo Nacional de Policía, a la Guardia Civil o al CNI. El Sitel, que se así se denomina el ingenio, es alabado unánimemente. Pues bien, ayer, el portavoz del PP, Esteban González Pons, se descolgó con una dura embestida. Lo calificó de "inconstitucional e ilegal" y aseguró que las múltiples aplicaciones que permite este avanzado software convierten a la española en una "sociedad vigilada" a manos del titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Ni media hora tardó el ministro en contestar. Visiblemente enojado, Rubalcaba recordó al PP que ese sistema que ahora critica lo compró el actual líder de los conservadores, Mariano Rajoy, cuando ocupaba Interior y se puso en marcha cuando desempeñaba ese mismo cargo el también popular Angel Acebes. Y no tuvo reparos en atribuir la salida de tono de González Pons a la intención de desviar la atención de la prensa frente a los "líos internos" del PP.

El portavoz popular aseguró que sus críticas nada tenían que ver con el caso Gürtel y las acusaciones que el PP viene haciendo sobre espionaje gubernamental, escuchas ilegales y transcripciones que, afirman, desaparecen de las diligencias policiales. Rubalcaba sí se refirió a este caso de corrupción para asegurar que el PP "intenta librar a los compañeros implicados en la trama cuestionando un sistema operativo que ellos compraron".

La respuesta del PP tampoco tardó y González Pons aseguró que Rubalcaba "miente". Según los conservadores, Acebes paralizó la implantación ante "las dudas legales". En cambio, Rubalcaba aseguró que cuando su antecesor, José Antonio Alonso, asumió Interior, el Sitel ya funcionaba en las comisarías. Pero ¿qué problema tiene el Sitel? Para Rubalcaba, ninguno. Es un sistema "más garantista" incluso, dijo, que el anterior. El sofisticado software permitió en su día que los investigadores se olvidaran de las cintas, pues las conversaciones se graban en un disco duro. El dispositivo aporta numerosa información complementaria como la localización física de los interlocutores, el contenido de los SMS y los accesos a internet. Siempre con autorización judicial y la participación de la operadora telefónica.

Los discos duros de los ordenadores centrales del Sitel almacenan miles de horas de conversación de todas las personas que han sido o son investigadas. "Y no hay ni un solo dato que no haya sido autorizado por el juez. Ni uno", insistió Rubalcaba.