Ante el proyecto de Zapatero, los recelos abarcan desde el PP, que acusa al presidente de "romper los pactos de la transición", hasta la vieja guardia socialista. Si el rechazo del PP responde a sus orígenes --su fundador, Manuel Fraga, fue ministro con Franco--, el de los veteranos del PSOE también, pues muchos participaron en una transición basada en el perdón y el olvido.

Entre ellos figura Alfonso Guerra, ponente de la Constitución de 1978 y que, como presidente de la comisión constitucional del Congreso, participará en la tramitación del proyecto. Guerra ha confesado en privado a varios parlamentarios que reabrir la heridas del pasado solo generará crispación. Joaquín Leguina alertó del "riesgo de abrir un debate que no tiene mucho sentido".