El Partido Popular realizó ayer un sorprendente giro político en el Congreso de los Diputados. Llegó al pleno con una proposición no de ley en la que proclamaba la "igualdad de todas la nacionalidades y regiones" y la "imposibilidad de que puedan existir asimetrías", y acabó uniendo sus votos a la enmienda de sustitución que le propuso el PSOE, que consagra la "pluralidad cultural, social y política de las nacionalidades y regiones" de España. Eso sí, sin consentir "privilegios económicos o sociales" de unas respecto a otras.

Tras el insólito viraje del PP, ayer nació el primer gran acuerdo en materia territorial que los dos grandes partidos reflejan por escrito desde el pacto autonómico de 1992. El texto propuesto por el PSOE --aprobado con sus propios votos más los del PP, Coalición Canaria y CHA-- apoya también las reformas de los estatutos de autonomía.

Vicente Martínez Pujalte, portavoz del PP, alardeó después del "talante" de su partido por llegar a acuerdos en los grandes temas de Estado.

PACTO ENTRE LOS GRANDES Los grupos nacionalistas optaron por votar en contra del texto, al entender que respondía a un pacto entre los dos grandes partidos nacionales para cerrar a la baja las futuras reformas estatutarias.

El último párrafo de la proposición alude a que los cambios se harán conforme a "los procedimientos legalmente establecidos" y "a las normas constitucionales que impiden los privilegios económicos o sociales", lo que miembros de CiU y ERC interpretan como un freno a la aspiración catalana de tener un sistema de financiación con resultados similares al concierto vasco.